La sana costumbre de beber una copa de vino se volvió cotidiana en tiempos de Covid. Muchos consumidores ocasionales se convirtieron en un público más demandante. En el Día Internacional del Sommelier, hablamos sobre este presente con el especialista en vinos y bebidas espirituosas, Martín Bruno
Por Romina Soliani para Pulso Noticias
Teléfonos encendidos sin muros ni distancias, citas virtuales por Zoom o Google Meet, catas online, charlas y capacitaciones al alcance de la mano de los profesionales de la industria del vino y las bebidas, pero también del público. Con copa presente siempre, alzándola con el único deseo de que resuene en el universo, hoy más que nunca, el inmortal ¡Salúd!
Así trascurren, desde el inicio de la pandemia, los meses de quienes forman parte de una comunidad que amplía sus filas alrededor de tan noble bebida y alimento, tan nuestro, que hasta tiene un día de conmemoración.
La pandemia continúa desafiando al mundo en diversos aspectos, y en nuestro país recala de manera desfavorable en el sector gastronómico. Paradójicamente, la industria del vino atestigua un franco repunte con índices que desde 2016 no lograba. ¿Es esto consecuencia de cambios en los hábitos de consumo de la sociedad? ¿Es algo que llegó para quedarse?
Martín Bruno, sommelier con amplia trayectoria en la profesión, y quien logró en 2019 convertirse en el único latinoamericano entre los 15 mejores del mundo, brindó a Pulso su visión sobre los fenómenos que atraviesan el rubro.
Una de las aristas que han sido analizadas por los especialistas de la industria, es que la gente ha acrecentado su consumo de vino, dado que cuenta con más remanente de dinero para gastar al no poder destinarlo en alguna cena o salida a un bar. Para Martín “si bien todos queremos que los restaurantes vuelvan y la gastronomía retome su curso normal, la realidad es que este cambio hacia el consumo en casa, no sólo fue del vino, sino de todas las bebidas”.
Esto no solamente implicó que los consumidores se animaran a incursionar en nuevas etiquetas, o a cambiar de rango de precios, sino que a la vez trajo aparejado una mayor demanda de bebidas en las vinotecas. Y aquí otro aspecto interrelacionado: el aumento del volumen de consumo per cápita.
“Hoy también se presentan otras ocasiones de consumo: la gente hoy al terminar de trabajar desde la casa y no tener que volver manejando desde la oficina, a las 17 o 18 horas se toma un aperitivo o una copa de vino, o mientras cocina y/o espera que le llegue el delivery”, detalla el actual embajador de marca de Pernod Ricard. Y amplía “se han recuperado ciertas ocasiones de consumo que estaban un poco perdidas, como la copa de vino al mediodía, por ejemplo”.
Las cifras así lo demuestran. Según el Laboratorio estadístico del Instituto Nacional de Vitivinicultura, en lo que respecta al consumo de vino, el mismo alcanzó durante 2020 la mayor suba en cinco años, con incremento interanual del mercado interno del 6,5%, -esto es 57 millones de litros más- respecto del 2019.
De “vendedor de sommiers” a especialista en vinos
Por otra parte, si nos referimos al rol puntual del sommelier en la cadena, en tanto que apéndice principal entre la industria y el consumidor de vino y/o bebidas espirituosas, el mismo “en los últimos años se ha fortalecido mucho”, asevera Martín. “Aunque quizá hay un poco de confusión entre el rol del sommelier y el enólogo, el conjunto de la sociedad conoce al menos que es alguien que está vinculado con el vino y no a sommiers”.
El vuelco obligado a la virtualidad coadyuvó a que la profesión resonara aún con más fuerza, tanto por las ofertas académicas para estudiar la carrera de forma remota, sino también porque se acrecentó la visibilidad del sommelier en las diversas actividades online.
“Todos nos hemos volcado un poco más a las redes o formas online de comunicar el vino, que si bien es algo que ya venía pasando desde bastante antes de la pandemia, esto no hizo más que acelerarlo”, afirma el sommelier.
“Siempre lo que haga crecer el consumo del vino en definitiva, a largo plazo nos termina beneficiando a todos”, sentencia ya que “aunque un consumidor comience con una experiencia de compra más simple, después empieza a querer saber más, empieza a conocer más, a tener más curiosidad y a querer encontrar productos que no están en todos lados. En definitiva, si por ahí no empezó por la vinoteca, termina llegando”, explica Martín.
Acercar el vino a los consumidores, que la gente tome cada vez más vino es la cuestión, y en ello uno de los mayores retos que afronta un sommelier es “mantener su rol relevante y activo siempre con profesionalismo: si como somm no hacemos nada y nos quedamos a esperar que la gente acuda a nosotros sobre qué vinos comprar, no va a tener mucho futuro. Hoy todo cambia muy rápido y hay que estar actualizado, formado, estar al tanto de las tendencias no sólo del país sino de afuera también”.
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