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viernes 29-03-2024

“Este modelo productivo no resuelve las necesidades de la población”

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El consumo de carne alcanzó un piso histórico y en el gobierno nacional sonaron las alarmas. La respuesta fue una medida paliativa que no resuelve el problema de fondo y sostiene una matriz de producción que atenta contra la mesa de los argentinos. Sobre esto dialogamos con el doctor en Ciencias Sociales y profesor de Economía Política, Julio Gambina

Por Walter Amori

Hay pocos consumos tan simbólicos en la mesa de los argentinos como el de la carne, y esta semana este producto estuvo en el menú principal de las noticias pese al récord de casos de coronavirus y el duro confinamiento establecido por las autoridades nacionales para combatir la segunda ola de la pandemia.

El gobierno nacional decidió el pasado lunes suspender la exportación de carne por 30 días para tratar de frenar el brutal aumento del precio. Para tomar un ejemplo icónico, el precio del asado subió 275% durante los cuatro años del gobierno de Macri y 120% en el año y medio de gestión de Alberto Fernández.

Hoy los argentinos alcanzamos el piso histórico de consumo (48 kilos por año). Parte de lo que dejamos de comer se explica por los bolsillos flacos y las crisis económica, otra parte por los cambios en los hábitos de consumo, pero también por el aumento exponencial  de las exportaciones en desmedro del mercado interno. Entre 2015 y 2021 las exportaciones de carne aumentaron 300%, con un actor cada vez más preponderante, la República Popular China.

También hay componentes políticos e ideológicos y allí sin dudas se inscribe el inmediato lock out patronal decretado por las entidades de los sectores concentrados del campo frente a la medida adoptada por el gobierno.

Ahora bien, pese a los distintos componentes que determinan el aumento del precio y la reducción del consumo de los argentinos, hay una discusión más de fondo y tiene que ver con la matriz productiva de la Argentina y con quien se queda con la riqueza. La discusión excede a la carne y puede aplicarse a buena parte de nuestra comida.

“Siempre se dice que la Argentina produce alimentos para 300 millones de personas, pero eso no es cierto, la Argentina produce commodities que se cotizan en el mercado mundial, como la soja, el trigo, el maíz, pero el beneficio de esa renta queda en muy pocas manos. La discusión es mucho más integral. Es una cuestión que no se puede resolver sin cambiar el sistema productivo de fondo, que tiene en primer lugar al tema de la tierra”, explica a Pulso Noticias, Julio Gambina.

Con el doctor en Ciencias Sociales y profesor de Economía Política charlamos sobre los aspectos coyunturales y, fundamentalmente, acerca de las condiciones estructurales e históricas que subyacen a la discusión del precio de la carne.

Antes de analizar las medidas adoptadas por el gobierno, ¿por qué considera que el precio de la carne alcanzó los valores actuales?

“La carne está aumentando más de lo que aumentan los alimentos y los alimentos aumentan más que lo que aumenta el promedio de los bienes y servicios en la economía. Y la carne es muy importante en la dieta de la población argentina, mucho más en la dieta popular. Aquí el fenómeno principal es la inflación. Y hay muchas explicaciones para discutir esto, porque los productores de carne dicen ‘nos aumentan las tarifas’, por ejemplo el combustible, ‘nos aumenta el dólar’ -que no está en casi 100, como dice el Banco Central, sino que está más cerca de los 153, como el paralelo- entonces te trasladan eso. Luego los precios suben porque hay una disputa por la riqueza y el ingreso. Cuando digo disputa por la riqueza, te hablo desde que la tierra en la Argentina se apropió privadamente, desde la Campaña del desierto en adelante. Los dueños de la tierra cobran lo que se llama renta del suelo, no tienen que trabajar, viven de rentas. Entonces la renta es el problema, que haya una porción reducida de población que concentra gran parte de la tierra, improductiva y productiva, y dentro de la productiva donde se genera la producción agropecuaria, eso es un gasto que paga toda la sociedad, que es innecesario”.

-No es un tema que se pueda solucionar con una medida de coyuntura

“Hay temas que son de fondo, por eso no se puede discutir la cuestión de ‘el campo’, dicho así en general, sin discutir la estructura económico social de la Argentina y cómo es la apropiación de la riqueza y del ingreso. Yo diferencio estas dos cosas: porque hay tres fuentes de ingreso, la renta, la ganancia y el salario. La solución no pasa por suspender por 30 días, eso es una forma de querer llamar la atención, es cómo cuando cuando Juan Carlos Pugliese, el último ministro de Economía de Alfonsín dijo ‘les hablé al corazón y me contestaron con el bolsillo’. Los integrantes de la Mesa de Enlace, los propietarios de tierra, siempre van a contestar con el bolsillo, porque su objetivo es la ganancia. Entonces ellos siempre le echan la culpa a otros y es lógico que no les preocupe la alimentación de las familias argentinas”.

-¿Y qué busca el gobierno con  las medidas, un golpe de efecto político?

“Yo puedo entender el mensaje del gobierno que dice ‘suspendemos las exportaciones para que no falte carne en la mesa de los argentinos’. Está bien, es un discurso, es un paliativo. Cualquiera que va al supermercado ve que los cortes más baratos son imposibles de sustentar porque no alcanzan los salarios, no alcanzan los ingresos de la población. Esto no genera solución, lo que genera es la respuesta que generó por parte de la Mesa de Enlace y en el fondo es una puja de poder por quien gobierna este modelo productivo que no es funcional a las necesidades de la población”.

¿Cree que puede haber alguna variación de precios durante estos 30 días?

“En términos de precio no creo que vaya a tener ningún resultado. Incluso, en el marco del propio capitalismo puede tener efectos desastrosos porque si no se cumplen con los compromisos de exportación los compradores van a buscar en otros mercados. Si a vos te interesa vender a China, por ejemplo, tenés que generar un contrato en serio, a largo plazo donde se abastezca la demanda China, pero poniendo por delante la demanda argentina. Cómo resolvés que haya carne, harina, frutas, verduras, para toda la población de la Argentina. Si no cambias el modelo productivo es muy difícil que lo resuelvas con medidas parciales. Por ejemplo, a nosotros nos entusiasmó mucho lo que se había anunciado en Vicentín. Se dijo vamos a expropiar, intervenir y generar una empresa testigo que marque un rumbo en el modelo de producción y exportación de una empresa transnacionalizada, que creció al amparo de la dictadura militar, con negocios sucios, que le debe al Banco Nación y a otros bancos estatales en la Argentina. Todo eso fue para atrás. Esta es la cuestión de fondo, si no se hacen cambios profundos, si no se le plantea a la sociedad un debate en serio sobre cómo modificar la economía vamos a seguir con esta puja distributiva de la inflación, que implica que la mayoría de la población de ingresos fijos le transfiere recursos a los sectores más concentrados del capital. A ellos no les afecta nada la inflación, a la mayoría de la población sí”.

El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas

-¿Se podría intervenir más virtuosamente en otra parte de la cadena de valor?

“No alcanza con suspender importaciones y no alcanza con quedarse con la carne. Hay que meterse con toda la cadena de valor, de la carne, de la producción agropecuaria, de la producción de alimentos, de la producción en general. Por eso hace falta un conjunto de medidas muy claras, sino siempre vamos a estar con paliativos. ¿Cuál es el plan económico, el que se plantea en el presupuesto? Bueno cumplamos el presupuesto y veamos por donde se hace el ajuste. Ajustémosle al Fondo, no paguemos los intereses de la deuda. Cuando desde sectores de derecha le dicen al gobierno que no tiene plan es porque la derecha quiere escuchar otra cosa, quiere escuchar un ajuste del gasto público social, quiere disminuir el gasto en Salud, el gasto en Educación, no les importa nada la pandemia, las muertes, los enfermos, la catástrofe sanitaria en general en la que estamos. Están bien las restricciones pero hay que acercar la comida a la población. Hay que tener decisión política para eso. El gobierno no sólo no ha producido cambios estructurales en el modelo productivo sino que lo consolida. El modelo empezó con la dictadura, o con el ‘Rodrigazo’, pero nadie lo ha discontinuado en profundidad y estamos pagando las consecuencias de eso. Te digo más, los propietarios de carne esta semana no van a vender, van a engordar a sus animales y cuando se levante la suspensión de los 30 días, lo venden al precio correspondiente de época, porque ellos no están desesperados por vender para hacerse del dinero, cosa que si le pasa a la mayoría de la población del país”.

“El modelo que empezó con la dictadura, o con el ‘Rodrigazo’, nadie lo ha discontinuado en profundidad”, afirma Julio Gambina

En un diálogo mantenido anteriormente con este medio usted explicó, en referencia a la especulación de los sectores sojeros, que “la exportación no es del exportador, la exportación es derivada de un proceso social de producción que termina vendiéndose al exterior. Por lo tanto, aunque la propiedad de la venta esté en manos del último eslabón del proceso productivo, corresponde a todo el conjunto de la economía”. ¿Este concepto puede también aplicarse a la situación de la carne?

“Total y absolutamente. Esa frase yo se la copié a un gran dirigente histórico y ex diputado nacional, ya fallecido, que se llamaba Fabián Gorini. Eso me lo enseñó él de muy joven y es una síntesis magnífica. Por qué le tiene que pertenecer la exportación al último eslabón, si es toda la sociedad la que participa en esa producción. No sale una tonelada de carne, una tonelada de soja, una tonelada de oro, sin que atrás de ello haya muchísimo trabajo social incorporado”. 

-Finalmente: ¿Por qué cree que el gobierno insiste con estas medidas que le generan fuertes críticas tanto desde los grupos de poder concentrado como de sectores más progresistas o de izquierda?

“Este es un año electoral, entonces todo lo que se diga por parte de quienes disputan gobierno intenta ganar consenso en la sociedad. Aquí se ha instalado un debate de dos grandes coaliciones, que cada una dice que el otro es el malo. Lo que no se discuten son los temas de fondo”.

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