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miércoles 24-04-2024

“Detrás del futbolista hay una persona que necesita ser acompañada, escuchada”

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Pulso Noticias dialogó con Raúl Salas, quien durante casi una década acompañó desde la formación y el trabajo social a los futbolistas de Estudiantes. Hoy encara una nueva etapa profesional junto a Pablo Lugüercio, buscando revalorizar la experiencia y el conocimiento de los deportistas

Por Walter Amori

“Hoy me toca despedirme después de 9 largos, intensos y hermosos años. Agradezco al Club Estudiantes de La Plata por darme la posibilidad de desarrollarme como profesional y como persona. Tengo una sensación hermosa por haber sido parte de la conformación del colegio exclusivo para jugadores, así como haber coordinado el Departamento Social Deportivo y ser parte, en mis comienzos, del armado de la Pensión en relación a lo vincular, la contención y lo educativo, junto al gran pelusa Bedogni”, escribía hace algunas semanas atrás, y como parte de un texto de despedida, Raúl Salas.

Había llegado al Pincha en 2012 para dar clases de Construcción de la Ciudadanía en el colegio secundario del León y desde allí, como comenta él, no paró. En esos momentos no sabía que iba a transitar casi una década en el club del que además es hincha. Ni siquiera imaginaba en sus años como estudiante de Trabajo Social que el lugar de aplicación de sus conocimientos iba a ser una institución deportiva.

“La pedagogía del oprimido de Paulo Freire fue un poco el pilar de mi accionar dentro del club, porque esto de tener una visión crítica de lo que uno va haciendo implica poner al futbolista como protagonista y como responsable de lo que generó, hizo y de lo que puede desarrollar y hacer. Ahí se necesita una visión crítica, una postura. Entonces haciendo al futbolista responsable y constructor de un saber que producimos tanto el futbolista como, en este caso, el trabajador social, en ese devenir se construye una pedagogía que se puede utilizar para desenvolverse y desarrollarse en este contexto”, le cuenta Raúl a este medio, sobre su determinación de acudir a los conceptos del pedagogo brasileño para regir sus pasos.

“Empecé dando Construcción de Ciudadanía, luego pasé por el equipo de orientación escolar, después fui representante legal del colegio y después me fui ya con todo por lo estrictamente deportivo y futbolístico. La verdad que no me imaginaba que iba a trabajar en una institución deportiva. Al principio fui improvisando, poniendo lo teórico, lo de la facultad, en la práctica y reevaluando esas prácticas, armando un campo no explorando desde el Trabajo Social. Y así fue que empecé a trabajar en un ámbito donde no había una referencia específica”, explica.

Su último paso en Estudiantes, ya con una formación en el coaching deportivo, fue junto al plantel profesional de fútbol. Allí construyó un vínculo muy fuerte con Pablo Lugüercio y juntos le dieron vida a Wake UP, un espacio que busca revalorizar la experiencia adquirida por los deportistas para que puedan acompañar y orientar a los más jóvenes (Ver aparte: El valor de la experiencia).  

Pese a estar en un lugar de privilegio, junto a los futbolistas de primera del club y en contacto con una enorme tarea construida en el Pincha, el proyecto de Wake Up fue lo que lo llevó a dar un paso al costado. “Es algo que me preguntan, me dicen ‘estás ahí, es el sueño del pibe, estás en la primera división de un club y después te vas’. Pero tiene que ver con los procesos y con las energías que uno destina. Después de muchos años el motor se va desgastando y ahí hay una ética en el caso profesional. Cuando uno no está al 100% está bueno dar un paso al costado. En mi caso está lo de Wake Up, que va tomando un vuelo importante y hoy requiere más presencia y más energía. Entonces no me sentía bien abarcando todo y no dando el 100 en los dos lugares. Y el club necesita que le demos el 100 porque están los jugadores en el medio que son a los que hay que acompañar”, indica sobre los motivos de su decisión.

“Hay procesos que el fútbol no te permite. Muchos chicos saltan de un día para el otro al profesionalismo”

De la mano de su experiencia y en el marco de su nueva etapa profesional, Pulso Noticias dialogó con Raúl Salas sobre la formación de los futbolistas, el lugar que ocupan los medios y las redes sociales, el fútbol femenino y la formación de los deportistas.

-El ámbito de deporte, si bien tiene todo lo que concierne al grupo, al trabajo en equipo, en lo que respecta a las divisiones inferiores tiene mucho de competición individual. ¿Es importante generar un sentido colectivo a la hora de trabajar con los futbolistas más jóvenes?

Sí, permanentemente. Desde mi perspectiva, a partir de lo que he conversado y construido con los jugadores, hay una instancia individual en la que somos 11, en la que yo quiero entrar, pero vos estás en mi lugar. ¿Cómo darle importancia a lo colectivo? Las reglas del juego son que yo te pueda sacar el lugar a vos y no esperar que vos te caigas o te lesiones. Que se dé con buenas armas, que naturalmente yo te supere, que la competencia sea sana. Lo que sí es cierto es que sólo hay 11 lugares, pero bajo qué parámetros voy a tratar de estar. ¿Voy a hacer todo lo posible sin importar quién está al lado? ¿O lo voy a hacer conjuntamente con el que está al lado? Yo tengo el caso cercano de Pablo Lugüercio, que concentraba con el Tanque (Mariano) Pavone, compartían la misma habitación y le tenía que sacar al puesto a él. Y son muy amigos. Ese me parece que es un ejemplo muy sanador en este aspecto”.

-Vos trabajas con las herramientas pedagógicas de Paulo Freire, intentado desarrollar un pensamiento crítico en los jugadores en un ámbito donde muchas veces los valores morales quedan relegados por el dinero. ¿Con quien más te tuviste que “pelear” es con los representantes y los empresarios?

“Mirá, hay representantes buenos y representantes malos, como en todo ámbito. Lo importante es dar cuenta de quiénes son los buenos y quiénes son los malos. Y esto de generar la mirada crítica en el jugador, la autonomía, la instancia reflexiva para que el jugador no haga sólo lo que el representante quiere, que sea algo que se construya entre los dos. El representante es una figura que ha ido tomando protagonismo y negarlo sería absurdo. Lo que hay que pensar es qué se construye, desde dónde, por qué, ahí tiene que estar el jugador, empoderarse para elegir un representante que lo contenga y que de verdad lo ayude, no que lo exprima”.

-En esta película también los malos somos los periodistas, sobre todo en el caso del deporte, donde se sube muchas veces a una figura a un pedestal y luego se la lleva directamente hasta el infierno. ¿Cómo se trabaja en ese sentido, sobre todo con los más jóvenes?

“Ese es un tema muy complejo porque por más que a veces te digan ‘yo no le doy importancia a los que opinen’, se le da importancia y obviamente siempre la que queda es la crítica negativa. Y a veces esa crítica viene de alguien que no saben ni quién es. Muchas veces uno pregunta ‘¿vos sabés quién es? ¿Sabés si tiene autoridad para decir lo que dijo?’. Se los invita un poco a reflexionar sobre eso, porque ese comentario si no entra por Instagram o Twitter entra por el vestuario, porque un compañero le dice ‘viste lo que dijo tal periodista de vos’ y ahí se empiezan a dar manija. Muchas veces con lo que respecta al periodismo lo que se hace es convocarlos, porque a veces es una carnicería, pero cuando el periodista conoce realmente lo que hace el jugador hasta puede revisar su opinión. Porque hay mucha idealización sobre lo que hace el jugador de fútbol, parece que es una máquina, que no tiene sentimientos, que no es una persona, que es un superhéroe. Entonces, cuando se abre la puerta, se comparte, la situación se vuelve más fluida y las críticas se alivianan”.

-Otro aspecto muy relevante es el nivel de exposición que hoy se genera a través las redes sociales.

“Sí, eso también se trabaja, desde la responsabilidad. Sabiendo que hoy estás en la buena y te van a levantar todo, pero después van venir la malas y te van a tirar a matar. Entonces hay que ser conscientes y responsables en eso, después cada uno decide”.

-Hay una tendencia, desde un sector del periodismo, a criticar a las nuevas generaciones por no mirar fútbol. En tu caso, cuando en la concentración estaban viendo fútbol les apagabas la tele.

“Sí, es un accionar que cuando no se daban cuenta yo lo hacía. Porque muchas veces se sobreinforman, se sobrecargan de fútbol. Y si vos hacés lo mismo todo el tiempo, en cualquier profesión, se te va achicando tu visión porque no tenés un afuera, no tenés alguien que te haga pensar diferente, hasta te terminás creyendo lo que dicen de vos. Es hasta peligroso enfocarse en una sola cosa. En una entrevista que le hace Juan Pablo Varsky a Del Potro, en 2018, él cuenta que su mejor momento lo tuvo cuando pudo romper esa burbuja. Él dice ‘muchas veces nos quieren cuidar, nos sobreprotegen, nos aíslan, entonces se nos acorta la visión’. Él plantea que cuando vos entrás a hablar con otra gente, que te habla de otras cosas, que hasta vos sabés que no saben del deporte que practicás o de tu profesión, eso te hace relativizar el lugar en el que uno se encuentra”.

“El fútbol femenino tiene valores que son para imitar”

-¿Qué análisis hacés del lugar que conquistó la mujer en el mundo del fútbol?

“La mujer va tomando otro protagonismo en el fútbol y en el conjunto de la sociedad, buscando una mayor visibilidad e igualdad. El fútbol femenino tiene su propia particularidad. Si bien está pasando a ser un negocio, que eso se va a dar naturalmente, tiene una determinada particularidad con respecto a los valores, a los vínculos, a la visión de qué es superación, de qué es éxito, que está bueno que se mantenga. Es hasta para imitar”.

-¿Cómo se trabaja con los casos de violencia de género?

“En Wake Up trabajamos con profesionales de las ciencias humanas que están capacitadas en la temática, con abordaje de situaciones de violencia de género, y en el club existe la Subsecretaría de Género. Cuando trabajaba en el club nos encomendábamos bajo sus directrices y nos marcaban el quehacer profesional”.

La llegada de Zielinsky y los procesos de cada jugador

-Cuando Ricardo Zielinsky asumió como DT de Estudiantes pareció como que algo se desbloqueara en los jugadores. Qué evaluación hacés de eso, cuando otros técnicos con un trabajo importante en el club no habían podido conseguir los mismos resultados deportivos.

“Yo creo que toda llegada de un cuerpo técnico nuevo genera cambios naturalmente. Y creo también que son procesos que se van dando. Procesos madurativos de los mismos jugadores y del proceso del juego. En el club hubo muchos chicos que estaban en categorías amateurs y de un día para el otro saltaron al profesionalismo y muchos debutaron. Eso requiere un proceso que el fútbol muchas veces no te lo da. Habitualmente al que se echa es al técnico, viene otro con otra idea y el jugador no se termina de amoldar. Eso lamentablemente pasa y ocurre mucho más en los clubes de Latinoamérica, porque tienen la necesidad imperiosa de sacar jugadores para vender y sostenerse en el mercado. Eso es lo que yo veo. Por ahí cuando vino el nuevo técnico trajo jugadores, incluso jugadores de experiencia a los que la adaptación no les cuesta tanto porque ya vienen con un recorrido previo”.

-En febrero el suicido del Morro García conmovió al mundo del fútbol. ¿Cómo impactó la noticia en el plantel profesional?

“Es una situación muy compleja. Impactó como le impacta a cualquiera, esas son noticias que uno no quiere escuchar. Nosotros desde nuestro lugar tratamos de trabajar en la prevención, en algunos aspectos relacionados a ello. Entiendo que nada garantiza que alguien tome esa decisión, pero sí se puede trabajar preventivamente. Nosotros el año pasado hicimos una capacitación sobre prevención del suicido adolescente y la verdad es que los números son alarmantes. Hay que tratar de empezar a generar lugares de contención en pos de que esas cifras vayan bajando”.

Salas junto a Pablo Lugüercio en la presentación del proyecto Wake Up

El valor de la experiencia

-La idea en Wake Up es llevar toda esta experiencia adquirida, además de a futbolistas, a otros deportistas y crear la figura de asesor deportivo en todos los clubes de primera división

“Nosotros trabajamos con la figura de asesora y asesor deportivo, para que el futbolista o deportista pueda revalorizar su experiencia, porque arrancan a jugar desde los 5 o 6 años. A partir de ahí, formados interdisciplinariamente con el trabajo social, con la psicología y con el coaching puedan adquirir herramientas para acompañar a otros deportistas que están en situaciones por las que ellos han pasado. Es algo que ha prendido mucho y que hoy trabajamos con la fundación de Futbolistas Argentinos Agremiados”.

-Porque también tiene que ver con la actividad del deportista después del retiro.

“Sí, hay jugadores y jugadoras que no saben bien que hacer el día de mañana, entonces es trabajar para que esa decisión no se tome de repente, que puedan atravesar el retiro como una instancia más. Es más, nosotros no hablamos de retiro sino de continuidad, y que la salida nos sea solo ser técnico, ser manager o representante. Primero porque no hay lugares para todos y todas en esos roles profesionales, y segundo porque muchos de los que ocupan esos lugares no lo eligen. Entonces poder generar otro rol profesional dentro del fútbol es interesante para aquellos que tienen ese perfil, porque obviamente no es para todos, hay que tener una sensibilidad especial para poder acompañar a un otro u otra”.

“Agradezco el poder haber aportado mi grano de arena en la contención y acompañamiento para que el jugador de fútbol pueda adquirir un mayor bienestar, que pueda ser crítico, autónomo y con capacidad reflexiva”, decía Raúl Salas en el texto de despedida citado en el inicio de esta nota.

“Detrás del futbolista hay una persona, que necesita ser acompañada, escuchada. Acompañar un poco para que puedan disfrutar del proceso, que ese proceso sea más liviano, es eso lo que yo me llevó de lo poco o mucho que pude dejar”, confiesa en el final de esta entrevista.

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