Tras 18 años, jugó su último partido de carácter nacional. Fue ante su entrañable Gimnasia. “Ojalá futuras generaciones puedan vivir de este juego”, pregonó
Este inicio quizás se tome un poco a título personal. Faltaban 30 minutos para que arranque el anteúltimo partido de Banco Provincia por la fase regular de la Liga Argentina. Bárbara Stanford, opuesta y jugadora N°1 del club, se me acerca a mí posición como locutor. “Sergio, perdoná. ¿No tenés una galletita que no pude comer nada y vine directo del trabajo para acá?”. No era la primera vez que sucedía que Barbie salía de su laburo y raudamente tenía que viajar a City Bell para jugar un partido, o a Buenos Aires, entre las tantas idas y vueltas que vivió por semejante esfuerzo.
Bárbara Stanford -profesora de inglés- es uno de esos ejemplos inentendibles desde el razonamiento pero más que comprensible desde el corazón. Barbie, como la conocemos todos, es la representación clara de las tantas mujeres que tiene que elegir entre trabajar o jugar, ya que todavía jugar en un primer nivel y representar a un club para muchos deportes femeninos no es un trabajo con todas las letras. No está dentro de los términos profesionales como debería ser.
La galletita la agarró con total respeto habiendo confianza igual, solo una tomó y eso que había más, y me dio entre esa sensación de orgullo, intriga, sorpresa y también bronca. ¿Cómo puede ser que una jugadora de semejante talla, con casi 20 años en lo máximo de nuestro vóley, tenga que todavía seguir luchando entre horarios, permisos y movilidad dejando el todo por el todo en una cancha pero aún así le llama trabajo a lo que hace por fuera? Barbie, sos una heroína: no solo por tu labor fuera y dentro de la cancha, sino por el emocionante texto que dejaste en tus redes producto de este final deportivo obligado por Liga Nacional. Nadie mejor que ella para contar lo que vivió y espera que a ninguna más le suceda.
Ah, y no sabía que encima ese sería el último. Ahora, aún más fuerte fue ese instante y la frase que todavía resuena en mi cabeza. ¡Por esto también se lucha, por esto también buscan ser profesionales!
«Ojalá futuras generaciones puedan tener la posibilidad de vivir este hermoso deporte»
Fuente: Voley 631
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