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viernes 26-04-2024

Jorge Julio López: desaparecido en dictadura y en democracia

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A 14 años de la segunda desaparición forzada del testigo clave en el juicio de lesa humanidad contra Miguel Etchecolatz, jefe de Investigaciones de la Policía Bonaerense entre 1976 y 1979, no hay ningún imputado. Un entramado judicial, policial y político que mantiene la impunidad

Pasan los años, pasan los gobiernos y la impunidad de las desapariciones forzadas en nuestro país continúa. Facundo Astudillo Castro, Santiago Maldonado, Johana Ramallo, Luciano Arruga, Miguel Bru, Andrés Núñez, Jorge Julio López y un listado de más de 200 personas detenidas desaparecidas desde 1983 hasta la actualidad. Pocas condenas, mucha complicidad. 

El 18 de septiembre de 2006 se tenía que leer el alegato de la querella en el juicio contra el represor Miguel Etchecolatz, director General de Investigaciones de la Policía Bonaerense entre 1976 y 1979. El principal testigo de la causa, Jorge Julio López, nunca llegó al Salón Dorado de la Municipalidad de La Plata donde se desarrollaba el juicio. Nunca más se supo de él. 

Jorge Julio López había sido secuestrado, detenido y torturado durante la última dictadura cívico militar. Era albañil, vivía desde muy joven en Los Hornos, militante de la Juventud Peronista y Montoneros en la década del ´70. Sobrevivió a las torturas en los Centros Clandestinos de Detención del “Pozo de Arana”, Comisarías 5° y 8° de La Plata y luego estuvo detenido “legalmente” en la Unidad 9, hasta que fue liberado en junio de 1979. 

López fue un testigo clave para una sentencia histórica: Etchecolatz fue condenado a reclusión perpetua en el marco de la figura de Genocidio. 

Desde hace 14 años su familia, amigos y organismos de derechos humanos exigen la aparición con vida de Jorge Julio López. Como todo proceso de búsqueda de personas, las primeras horas son fundamentales, pero para los funcionarios judiciales y policiales sus tiempos son otros.

Leé la entrevista a su compañero y amigo, Jorge Pastor Asuaje, sobre las dos desapariciones

Ese mismo día, su hijo Gustavo López realizó la denuncia en la justicia provincial la cual fue caratulada por “averiguación de paradero” a cargo de la jueza Marcela Garmendia. En paralelo, Nilda Eloy, otra de las sobrevivientes de la dictadura cívico-militar, presentó un hábeas corpus en los tribunales federales. Ella junto a Adriana Calvo y organismos de derechos humanos estaban convencidas de que su compañero estaba desaparecido. Esa segunda denuncia recayó en el Juzgado Federal N° 3 a cargo del exjuez Arnaldo Corazza, quien avanzó en las primeras medidas de pruebas tres meses después. 

Todo apunta a Etchecolatz, quien hasta el juicio permanecía libremente en su casa de Mar del Plata con armas y municiones, y a todo su entorno vinculado a agentes de la policía Bonaerense y también del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB). 

Los abogados pidieron la investigación de Susana Gopar, una ex policía bonaerense, integrante de Interpol durante la dictadura y una mujer cercana al represor. Fue sindicada como la secretaria del exjefe de Investigaciones de la Bonaerense. Cuando se hizo un allanamiento a la celda privilegiada de los genocidas en Marcos Paz, donde estaba encerrado Etchecolatz, la Justicia encontró una agenda con sus datos. En suma, la última vez que vieron a Jorge Julio López fue en la cuadra de la casa de Gopar en Los Hornos. A pesar de las pruebas aportadas en la causa, ella lo negó frente a la justicia y los fiscales y jueces no avanzaron en los pedidos de allanamientos de su casa, realizados por la querella. 

Muchos testigos reservados fueron apareciendo en la causa manifestando tener información sobre dónde está López. En su mayoría, los operativos desplegados a raíz de esas declaraciones tuvieron resultados negativos. Desde los organismos de derechos humanos, denunciaron constantemente la aparición de esos testigos, algunos integrantes de fuerzas de seguridad, como plantados para desviar la investigación. 

El más llamativo, y hasta parece un protocolo de la Bonaerense para encubrirse como sucedió en la causa de Facundo, es el testimonio de una mujer con “superpoderes”, una vidente y pendulista. La policía aportó una testigo que declaró tener una hermana en Perú, quien soñaba que de noche se convertía en pájaro y volaba por la provincia de Buenos Aires. En uno de sus vuelos, pudo ver a López en un campo. Los rastrillajes no obtuvieron ningún dato para aportar la causa. A Cristina Castro, la mamá del joven desaparecido en Villarino la llamó una vidente para aportar sus supersticiones ¿creencia o protocolo de encubrimiento?

Néstor, Cristina, Macri y Alberto

Etchecolatz fue el primer genocida condenado luego de la derogación de las leyes de impunidad y, como tal, demostró el poder que manejaban los integrantes de las fuerzas policiales. Ningún gobierno pudo avanzar para saber dónde está López, qué pasó con él. Ni Néstor Kirchner, quien estaba a cargo de la presidencia en 2006 y señaló que los genocidas buscan “extorsionar para obtener impunidad”. 

“Aquellos policías de provincia implicados en las violaciones de los derechos humanos deben recorrer un largo camino para superar la descomposición que significó esa participación en la represión ilegal y recuperar capacidad investigativa a favor de la ciudadanía”, agregó en su discurso del 29 de diciembre de 2006.

Leé la entrevista a Gerardo Dell´Oro sobre López

Durante los primeros meses del secuestro y desaparición de López muchos fueron los dichos de las autoridades gubernamentales. Aníbal Fernández, el exjefe de gabinete nacional, señaló que “el viejito podía estar tomando el té con la tía”.

El ministro de seguridad bonaerense, León Arslanian confesó a los organismos de Derechos Humanos que él solo controlaba al 40% de la Policía Bonaerense. Al mismo tiempo, les entregó un listado de más de 9 mil efectivos en actividad provenientes de aquella época. Con íntimos vínculos al exjefe de Investigaciones de la Bonaerense del ´76 al ´79. 

Mientras tanto, cientos de personas se movilizaban exigiendo la aparición con vida ya. Desde esos meses de 2006 hasta hoy, miles y miles de personas se movilizan todos los 18 de septiembre, levantando la misma consigna: ¡Aparición con vida ya! Juicio y castigo a los responsables de su desaparición.

Pasaron 14 años. La causa por la desaparición forzada de Jorge Julio López no avanzó. No hay ningún imputado. Otra vez, la maldita policía bonaerense implicada pero no investigada. La impunidad sostenida por el poder judicial, político y policial.

Una producción de Julia Varela y Estefanía Velo

CONOCÉ LOS HECHOS MÁS IMPORTANTES DEL CASO

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Más conocida como “Tefa”, nació en Mar del Plata en 1989. Trabajadora de prensa, periodista y Licenciada en Comunicación Social (egresada de la UNLP). Buscadora de la aguja en el pajar: le apasiona el periodismo de investigación. Trabajó en prensa institucional, en diversos medios privados de La Plata, y colaboró en medios alternativos como ANRed. Actualmente escribe notas vinculadas a los derechos humanos, política y cada tanto entrevista a personajes de diversos territorios. También integra el área audiovisual, En Foco, como productora periodística. Siempre redactando con las gafas violetas puestas. Desde 2018 forma parte de la cooperativa Pulso Noticias, donde aprendió a vender publicidad, gestionar pautas y hasta armar un gran escritorio en madera.

Traficante de stikers. Julia no se acuerda cuando decidió convertirse en periodista, pero a los 11 años escribió un cuento: un fideo de barrio armaba una revolución en la alacena para no morir en la olla. Ella cree que ahí empezó todo, y puede que tenga razón. Nació en Bahía Blanca, una ciudad donde hay demasiado viento, Fuerzas Armadas y un diario impune.
En 2012 recibió un llamado: al día siguiente se fue a Paraguay a cubrir el golpe de Estado a Fernando Lugo. Volvió dos meses después, hincha de Cerro Porteño y hablando en guaraní. Trabajó en varios medios de La Plata y Buenos Aires cubriendo géneros, justicia y derechos humanos. Es docente de Herramientas digitales en ETER y dio clases en la UNLP y en la UNLZ.
Tiene una app para todo, es fundamentalista del excel e intenta entender de qué va el periodismo en esta era transmedia.

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