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sábado 20-04-2024

Un cura acosó a una mujer que violó 22 años atrás

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La justicia de Mendoza ordenó al arzobispado de esa provincia evitar el traslado del sacerdote Daniel Alberto Sardá (57), quien está siendo investigado en una causa por abuso sexual pero enmarcada dentro de la ley que castiga hechos de violencia de género, confirmaron este jueves voceros eclesiásticos y de la querella

La decisión fue tomada por la jueza civil y comercial María Eugenia Ibazeta, a cargo del juzgado número 3 de Mendoza, quien en un escrito presentado en el arzobispado pidió que “proceda a evitar el traslado del sacerdote Daniel Alberto Sarda fuera del radio de este tribunal mientras dure la presente causa”.

En un comunicado difundido este jueves, el arzobispado confirma la decisión de la jueza pero aclara que los términos de la denuncia “nos resultan desconocidos porque nunca fuimos notificados de demanda alguna”.

La palabra del abogado de la denunciante
Según contó el abogado Carlos Lombardi, representante de la denunciante, “los hechos ocurrieron cuando ella era adolescente y aunque ahora es una mujer adulta, preferimos hacer una denuncia civil porque hay que respetar su tiempo para enfrentar una causa penal”.

La demanda fue presentada a principios de marzo contra Sardá, cura en la localidad de El Algarrobal y capellán auxiliar en un penal de mujeres, pero la causa recién se activó en la última semana cuando comenzó a funcionar otra vez el poder judicial de Mendoza, tras la suspensión dispuesta por la pandemia de coronavirus.

La medida judicial responde a un pedido de la denunciante ya que es habitual que los sacerdotes investigados por abuso sean trasladados a otras jurisdicciones, tal como ocurrió con los curas del Próvolo, denunciados en Verona, Italia, y en La Plata, hasta que finalmente fueron condenados por hechos cometidos en el instituto de Mendoza.

De acuerdo a lo que explicó Lombardi, la demanda es por daños derivados de violencia de género, que en este caso sería el supuesto abuso que sufrió la joven, enmarcado dentro de la ley 26.485, de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.

Además, de un resarcimiento económico por “los daños psicológicos y morales derivados de los abusos”, la mujer pidió a la justicia que el sacerdote evite acercarse a los lugares que ella frecuenta, precisó Lombardi. Es de que acuerdo a lo que contó el abogado, la mujer decidió iniciar la causa luego de haberse cruzado con el sacerdote. “Fue entonces cuando revivió su trauma”, dijo.

El hecho hace 22 años
Hace 22 años el cura Alberto Daniel Sardá (57) abusó sexualmente de una adolescente de 16 en la localidad mendocina de Palmira. En aquel entonces, la chica no hizo la denuncia por varios motivos. En primer lugar por miedo, pues la figura del sacerdote en el pueblo era muy importante y acusarlo de algo tan grave era impensado. Pero además, su propia familia no le creyó una sola palabra. De hecho, luego de que la joven les contó que había sido violada por el religioso, le dijeron que fuera confesarse con él porque “estaba endiablada”, según publica Infobae.

El tema quedó ahí pero el daño psíquico y emocional en la adolescente ya estaba hecho. Tuvo que convivir el resto de su vida con el peso de haber sido abusada sexualmente y sin la posibilidad de hacer la denuncia.

En la actualidad, la víctima (hoy de 38 años) se desempeña como docente en una zona del Gran Mendoza, lleva adelante desde hace años un tratamiento psicológico, y como pudo, logró salir adelante. Sin embargo, en las últimas semanas vivió una situación que nuevamente le hizo revivir el horror que padeció cuando aún era menor: en las inmediaciones del colegio donde trabaja, tras años de no verlo, se cruzó accidentalmente con el cura Sardá.

No fue un encuentro. Fueron varios. El sacerdote, que se desempeña hoy como vicario parroquial en la Capilla Nuestra Señora de Fátima y Nuestra Señora de Lourdes, ambas en El Algarrobal, departamento de Las Heras, comenzó a seguirla. Todos los días lo veía en varios lugares. Dejó ya de ser una desagradable casualidad para convertirse en un caso sistemático de acoso. El hombre que la violó hace 22 años en su Palmira natal otra vez la estaba sometiendo psicológicamente. La situación se tornó insostenible, pero esta vez fue diferente.

Cansada de verlo casi todos los días, la mujer esta vez sí hizo la denuncia. Con el asesoramiento de los abogados Carlos Lombardi -representante legal de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de la Argentina- y Carolina Jacky, la mujer decidió iniciar una acción civil contra el cura y el Arzobispado. Por ahora, no hizo una denuncia penal.

La absurda palabra de la Iglesia

Edgardo Fretes, vocero del arzobispado aseguró que “indudablemente no hay elementos para acusar al sacerdote porque de lo contrario hubieran hecho una denuncia penal”. Y se quejó porque hasta el momento ni el sacerdote ni los abogados del arzobispado “han visto la causa, ni siquiera sabemos el nombre de la víctima”, quien aparece mencionada sólo por su nombre y no su apellido.

Sardá, mendocino y de 57 años, fue ordenado sacerdote en 1992. Actualmente, el cura se desempeña como vicario parroquial en las capillas Nuestra Señora de Fátima, Nuestra Señora de Lourdes y la Medalla Milagrosa, todas en El Algarrobal, una localidad en el departamento de Las Heras.

Además, integra el Equipo para la Formación de los sacerdotes y es capellán auxiliar en la Unidad III del Penal de Mujeres y del Régimen Abierto de Mujeres (RAM).

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