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viernes 26-04-2024

Lugosi Pub cierra sus puertas: otro comercio sin espalda para esperar

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El resto bar ubicado en 11 entre 59 y 60 ya no volverá a abrir cuando termine la cuarentena. Sin ingresos desde hace dos meses, se les hizo imposible resistir. Tomaron la difícil decisión de vender el fondo de comercio y ponerle fin a un ciclo de dos años

Por David Barresi

“Queremos contarles que hemos tomado la decisión de cerrar las puertas ‘de forma definitiva’. Dada esta recesión, nos resulta imposible la espera hasta la reapertura. Agradecemos a toda la gente que ha sido partícipe de tan gratos momentos!! Interesados en el fondo de comercio comunicarse a la brevedad por privado (plazo máximo mes de mayo). ¡¡Nos vemos, hasta la próxima!!”

Ese es el mensaje que el domingo por la tarde se publicó en la página de Facebook de Lugosi Pub, el resto-bar ubicado en 11 entre 59 y 60. Debajo se puede ver una catarata de mensajes de solidaridad, cariño y agradecimiento a sus impulsores. Artistas, amigos, amigas, clientes, todos y todas rescatan la calidez del emprendimiento, al que le bastaron dos años para poder hacerse un lugarcito en el circuito de bares de la ciudad en los que se podía comer, tomar y escuchar buena música.

“Esta situación la estamos padeciendo todos. Algunos quizá con un poco más de espalda para aguantar y otros, como nosotros, que lamentablemente no”, contó Gabriel a Pulso Noticias, quien junto a su familia comenzó a montar en 2017 este emprendimiento. Alquilaron una de las tantas casonas viejas que hay en esa zona, la restauraron, y en 2018 le dieron vida a Lugosi.

Para él era una cuenta pendiente, en la que puso esfuerzo y sacrificio. Sonidista desde hace más de 20 años, conocía el ambiente y se lanzó a administrar y gestionar un lugar propio. Se lamenta al darse cuenta que no fue un fracaso comercial lo que lo llevó a cerrar las puertas, sino una situación externa imposible de afrontar para un emprendimiento al que describe como “100% independiente”.

Rubros en la cornisa

Los bares en los que pueden tocar bandas, así como cualquier comercio dedicado a los espectáculos públicos o el entretenimiento, están entre los rubros más afectados por el parate económico que implica el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio. Sobre todo porque van a estar entre los últimos en poder volver a reactivarse.

“El hecho de no poder abrir es entendible y es lógico desde el punto de vista de la salud, del cuidado y de controlar la pandemia. Desde el punto de vista comercial es un parate que tiene un plazo indefinido, y es una total incertidumbre. Y lo puede costear quizás el que tiene ciertos recursos económicos, o que viene de hace muchos años e hizo una base, que no es el caso nuestro, que somos laburantes, y nos fue así”, señaló.

Los costos que implica sobrevivir sin generar ingresos se le hicieron cuesta arriba. “Llevamos dos meses sin funcionar, en los que alcanzamos a cubrir algunos gastos. Costear lo que es impuestos, alquiler, sin poder abrir o generar una entrada es muy difícil. Se nos terminaron los ahorros en estos dos meses”, explicó y agregó: “Nos veíamos en la situación de tener que endeudarnos sin perspectiva. Porque no es sólo el parate. Después viene la etapa de la reactivación, con toda la psicosis que se pueda generar y el realismo de estar expuestos al virus o no… Siendo realista, yo por un tiempo voy a evitar ir al cine”.

Además, Gabriel remarcó que el surgimiento de Lugosi coincidió con una etapa difícil para los comercios en la ciudad, en medio de la crisis económica que dejó centenares de persianas bajas en los principales centros comerciales platenses. “Nosotros en 2020 esperábamos que repunte un poco lo que había sido una crisis comercial que sabemos que existió. Hacíamos la apuesta este año a poder asomar un poco y apareció este tema y nos destruyó”, expresó.

Recuperar algo

Gabriel y su familia apuestan a poder recuperar algo de lo invertido, que les permita transitar esta coyuntura. “Optamos por ofrecer el fondo de comercio. Igual somos conscientes de que ahora es el peor momento. Pero quizás puede llegar a ser atractivo para un inversor, que tenga un capital y quiera invertirlo, y a futuro, septiembre, octubre, noviembre o diciembre, con suerte este año pueda llegar a algún arreglo para invertir y poder abrir”, pensó como hipótesis.

Vender todo, o por partes, son las opciones que tiene en mente. Su gran interrogante es dónde poder guardar todo lo que tendrán que desmontar. “Tenemos que generar un ingreso desde algún lado. Si puedo entrar ahora en el préstamo para monotributistas, será para poder subsistir hasta poder generar algún otro emprendimiento o alguna otra fuente de trabajo para poder vivir”, remarcó.

Volver a soñar

La decisión de cerrar las puertas, reconoce Gabriel, la tomaron rápidamente. Aunque no les guste, no había demasiadas opciones para elegir. De todas formas, a pesar del cierre abrupto, se van satisfechos. “Como espacio estamos muy conformes con lo que hicimos por el poco tiempo de vida, a comparación de otros lugares, considerando que fue una época muy difícil comercialmente. Pero en este lapso de tiempo no alcanzamos a hacer una base para soportar este momento. Uno vivía al día, y bueno ahora el día es como que se terminó y de repente hay que tomar una decisión”, explicó.

“Lo que es arte, música, siempre estuvo muy basado en la autogestión. Hay poco apoyo para poder generar o sostener el rubro desde el Estado. Al contrario, se ha tomado como un comercio más, donde por ahí los ingresos no son tales en comparación a otros comercios y en situaciones así es como que quedamos en última posición a la hora de recibir algún apoyo”, reflexionó.

Gabriel insiste en que “hay algunas cuestiones que van más allá de la balanza comercial: es la satisfacción de haber podido generar un espacio, que al menos por los comentarios de músicos, de personas, de la percepción de algunos, la gente se sentía muy cómoda, y lo disfrutábamos todos”.

“Hay lugares que tienen su mística, que van más allá de la infraestructura en sí. Nosotros lo sentíamos así, colaboraba tener un patio al aire libre, se daban una serie de cosas que el lugar ameritaba para ponerlo en otra escala. No era un lugar ostentoso, tenía esa cosita que es muy difícil de encontrar”, afirmó con cierta nostalgia.

Como le pasa a todo el mundo, también es difícil para él pensar a futuro. Si tiene que contestar ahora, se inclina a decir que va a ser imposible volver a montar otro Lugosi, pero la esperanza es lo último que se pierde. “Uno no sabe las vueltas de la vida…”, aseguró.

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