El sueño de Dardo Rocha de generar una planificación urbanística de avanzada, choca con una realidad donde lo que reina es el caos y la desorganización. Postal de una quimera ficticia
Por Rafael Tossi
La ciudad planificada que supo pensar Dardo Rocha al momento de su fundación allá por noviembre de 1882, pareciera brillar por su ausencia en la segunda década del siglo XXI. Este modelo de organización que supo ser copiado por otras grandes ciudades del mundo por su trazado perfecto de calles y diagonales, así como por los bosques y plazas colocadas cada seis cuadras para darle un pulmón ecológico que otorgara un bienestar a la sociedad, se encuentra en la actualidad desdibujado y apartado de los fundamentos básicos de sus creadores.
Esa ciudad proyectada a futuro que se pensó en el siglo XIX hoy se encuentra virtualmente anquilosada, principalmente por la falta de planes por parte de las autoridades y la clase dirigente para mirar la urbe del mañana que pueda convertirse en la metrópoli que ni por asomo reina por estas horas.
Desorganización, desconcierto, anarquía, desgobierno, confusión, desorden, caos, pueden ser algunas de las palabras que sirvan para graficar el estado en que se encuentra hoy La Plata. Las autoridades no han sido capaces de estar a la altura de una ciudad que crece a un ritmo de 10.000 habitantes por año pero que no progresa de la misma manera en materia de obras e infraestructura.
En la capital de la Provincia de Buenos Aires, no existe un proyecto que conciba la ciudad de aquí a 50 años, sino que lo que prevalece son las medidas momentáneas y superfluas, desmantelando los organismos de planificación y generando acciones circunstanciales que les permitan ganar una elección y mantenerse en el poder.
A lo largo de los últimos años, especialistas e instituciones como la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), vienen explicando que el crecimiento en vertical sin reglas claras, abandonando el proyecto de cuadrícula en aras de las circunstancias, alejaron a la clase dirigente de la planificación urbana, ocasionando un grave daño a la planificación futura.
Retroceso
La falta de sustentabilidad de un proyecto que mire a la sociedad de hoy y la redirija hacia las necesidades de un mundo cada vez más competitivo y plagado de desafíos, hace que la ciudad de las diagonales se atrase y esté muy lejos de la planificación urbana misma.
En diálogo con Pulso Noticias, el arquitecto Alejandro Sago, señaló que “La Plata dejó de ser una ciudad planificada desde por lo menos la década del 90 o antes también. Si la considerás como un todo proyectado, como concepto de proyecto como una aspiración con un programa y con una meta de calidad de vida o urbanística, la ciudad se apartó del concepto proyecto a partir de la misma fundación”.
Para el profesional, “generaciones posteriores no se hicieron cargo de que se estaba creciendo y que debía ser planteado ese crecimiento. La ciudad crece a razón de 10.000 habitantes por año. Entonces, ¿qué crecimiento se propusieron las generaciones anteriores? Si se mira el perímetro que excede a la 32, a la 72, a todas las circunvalaciones, claramente te das cuenta que se abandonó el proyecto fundacional. Estos son los factores que fraccionan en función de poderes, razones económicas, intereses mezquinos. La ciudad creció pero nunca se trabajó en obras”.
En ese sentido, el arquitecto dijo que “la ciudad se tornó expulsiva, esto es, a partir del oneroso valor de la tierra en el casco urbano y la redensificación de la ciudad, que es lógica, la ciudad debió haber crecido hacia arriba, no hacia las periferias. Falta claridad en los paradigmas de los funcionarios”.
“No tenemos mayor producción que la inteligencia. Es una paradoja que siendo una ciudad que produce inteligencia, con una de las universidades más importantes de Latinoamérica y organismos de investigación, es la que menos inteligentemente ha crecido. El problema es estructural de una falta de inteligencia de una ciudad tan inteligente”, recalcó Sago
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