Guillermo Barros Schelotto es el mejor futbolista de la historia de Gimnasia, de los nacidos en la cantera del club. Sus gambetas, sus goles y su estilo mezclado entre picardía y potrero lo llevaron además a ser uno de los máximos ídolos de Boca. Pero sus buenos momentos también estuvieron en al cuadro de La Plata. Desde el gol a Estudiantes en 1 y 57 tras tirar una pared nada menos que con su hermano gemelo, pasando por la Copa Centenario, el 6 a 0 a Boca y las veces que el club se codeó con la gloria, algo siempre esquivo. Sin el mellizo Guillermo, el Lobo nunca más volvió a tener un equipo que juegue bien al fútbol como lo hacía en la década del 90. Si bien de la mano de Troglio peleó campeonatos, no volvió a ser un equipo consolidado, fueron situaciones esporádicas.
Incluso son sobradas las muestras de amor del mellizo para con el club albiazul. Siempre que pudo aprovechó para hablar del Lobo y dejar en claro su fanatismo. Una de sus grandes demostraciones de cariño fue haber puesto el cuerpo en 2011 cuando el club (sí el club) estaba cerca de descender, con dos promociones en el hombro e infinidad de deudas. Tantas deudas que hubo veces que estuvo a punto de no poder jugar partidos por no poder afrontar los gastos de los operativos de seguridad. Sí, en un mundo donde se manejan cifras extraordinarias, no tenía lo poco que se necesita para abrir un estadio. Y fue ahí cuando el mejor de todos los triperos puso el cuerpo y la cara para transitar ese momento tan difícil como un descenso. Le tocó pasar la mala, pero ahí estuvo, triste como todo el pueblo tripero que no hizo ningún desmán a partir del dolor.
Y, como no podía ser de otra manera, ese destacado futbolista y entrenador no quiso quedarse afuera de la revolución que generó Diego Maradona en Argentina, en La Plata y en el mundo: “Es excelente que Diego esté trabajando en Argentina y que sea en Gimnasia para mi es una doble alegría. Hablé antes de que llegue al estadio. La gente lo recibió como se merece Diego. El Bosque explotó de gente, explotó de emoción”, dijo y continuó: “Me da alegría por Diego y por el club que pareciera ponerse de pie para dar pelea, fue una buena decisión de la dirigencia. Vamos a estar haciendo fuerza y en contacto porque él siempre ha estado al lado mio, y yo al lado de él” y para el final dejó: “Lo noté con mucha energía”.
El Melli, como le dice la hinchada de Gimnasia a diferencia de la de Boca que lo bautizó Guillermo, se mostró feliz y sonriente por la unión que se generó entre el mejor jugador de todos los tiempos y el club de sus amores.
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