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miércoles 24-04-2024

El poder de las profundidades, en nuestras manos

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Hoy, 16 de julio, es el Día de los Intereses Argentinos en el Mar ¿Qué importancia le damos a esa masa gigante de agua salada? ¿Cuánto avanzó el Estado en la explotación de riquezas? ¿Qué territorios seguimos reclamando? El hidrógrafo Martín de Isasi, una voz necesaria para entender la cuestión marítima nacional

“La política naval es, ante todo, una acción de gobierno. Es indispensable, para que tenga nervio y continuidad, que sus objetivos arraiguen en la Nación entera, que sean una idea clara, un convencimiento de las clases dirigentes y una aspiración constante de todo el pueblo argentino”. Las palabras del Vicealmirante Segundo Storni, aún más cien años después de haber sido pronunciadas, no pierden vigencia.

Para el mundo naval argentino Storni es, lisa y llanamente, sinónimo de “defensa de los intereses marítimos nacionales”. Este marino tucumano, nacido un 16 de julio de 1876, fue autor de varios escritos en torno a la temática, muchos de los cuales sentaron las bases de las políticas de Estado relacionadas con la administración de nuestras aguas. 

En homenaje al natalicio de Storni es que hoy se celebra el Día de los Intereses Argentinos en el Mar. La fecha, una iniciativa de la Liga Naval Argentina, fue sancionada en diciembre de 2003 por el Congreso Nacional y promulgada en enero del año siguiente.

Martín de Isasi es ingeniero agrimensor egresado de la Universidad Nacional de La Plata y docente de Hidrografía y Geodesia II en la misma Casa de Estudios. Según él, Argentina es un país que históricamente le ha dado la espalda al mar: “Si analizamos a nuestros héroes nacionales en materia marítima, todos son extranjeros: Guillermo Brown era irlandés, Samuel Spiro griego, Hipólito Bouchard francés… Desde la época colonial que no miramos al mar”. Sin embargo, en los últimos años, algo comenzó a cambiar.

En 1997, se creó la Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (COPLA), un órgano estatal encargado de elaborar la presentación final del límite exterior de la plataforma continental argentina. En otras palabras, su misión era recabar los argumentos necesarios para hacer un reclamo formal ante la ONU, a fin de que nuestro país pudiera sumar territorios marítimos nunca antes reconocidos por la comunidad internacional -aquellos ubicados más allá de las 200 millas medidas a partir de las líneas de base-.

La presentación se hizo el 21 de abril de 2009 y la respuesta de las Naciones Unidas llegó casi siete años después. En marzo de 2016, el organismo reconocía la nueva demarcación reclamada por Argentina, que incluye una extensión de 1.782.000 km2. Sin embargo, eso no supuso una automática apropiación del nuevo territorio. De Isasi, que además se desempeña como consultor en COPLA, lo explica: “Lo que se sumó efectivamente fueron 350.000 km2, que van desde el límite con Uruguay hasta una región ubicada al sur de la Isla Grande de Tierra del Fuego. El resto corresponde a la zona de las Islas Malvinas, Sandwich y Georgias del Sur –hoy ocupadas por los ingleses, – y la Antártida, donde nuestro país tiene vigente un reclamo de soberanía”.  

A partir de la incorporación del nuevo territorio, lo que siguió fue el comienzo de un proceso que tiene como objetivo último la explotación de sus recursos. En ese sentido, los buques nacionales ARA Austral, Puerto Deseado y otros pertenecientes al Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) están abocados a la localización de especies pesqueras. Paralelamente, la empresa noruega Spectrum ASA fue autorizada por la Secretaría de Energía de la Nación para la búsqueda de gas y petróleo en el fondo marino.

Las riquezas, aclara de Isasi, no aparecerán en el corto plazo. Los trabajos marchan lentamente y eso está ligado tanto a cuestiones climáticas como a los altos costos: “Las operaciones marítimas son realmente complicadas. Se trata de un mar que tiene olas de hasta 16 metros, lo que representa un castigo para los buques. Después está el tema económico: un día de operación cuesta alrededor de 50.000 dólares. Como está el país, no es posible hacerlo siempre. Vamos de a poco, haciendo los esfuerzos necesarios para primero conocer las riquezas y luego ir por ellas. La cantidad que hay ahí es incalculable”.

—Mencionabas a la Antártida ¿cuál es la importancia de este territorio para nuestro país?

Es crucial, tanto desde el punto de vista estratégico como de recursos. La República Argentina, como firmante del Tratado Antártico original, tiene una política de estado respecto a la Antártida de reclamar ese territorio, ya que le pertenece por derecho propio. La primera bandera que ondeó ahí fue nuestra, en las Islas Orcadas del Sur, en 1904.

En los hechos, la Antártida es un área donde existen controversias de soberanía y zonas de superposición (en el caso de Argentina, con Chile y el Reino Unido). En su artículo 4, el Tratado establece que ningún país podrá hacer reclamos mientras ese acuerdo siga en pie. Ante este escenario, la opción que le queda a la Argentina es reforzar su presencia en la zona. “Se están instalando bases, hay patrullas viviendo ahí. El año pasado se reincorporó la columna vertebral de los trabajos logísticos en el lugar, que es el buque Almirante Irizar, y se sumaron otros con capacidad polar. Esa es la manera que hoy tenemos de hacer soberanía en la Antártida”, cuenta de Isasi.

Más allá de lo que el Estado pueda hacer, Martín también hace hincapié en la falta de conciencia social en torno a la cuestión marítima general y antártica en particular: “Uno ve los mapas que suelen salir y no tienen a la Antártida. También veo a diario que mis alumnos no la colocan en sus cartografías. Esa falta de compromiso en algún momento se va a pagar. Cuando el Tratado Antártico se caiga y vayamos a reclamar, será tarde”.

Más allá del panorama adverso, de Isasi no se resigna y trata de mirar hacia adelante apelando a su mejor arma: la enseñanza. Junto a sus compañeros de COPLA realiza visitas periódicas a distintos colegios del país para transmitir su conocimiento a los más chicos y concientizarlos de que el futuro está en sus manos. “Tenemos que educar a las próximas generaciones de las riquezas que tenemos, que estas les pertenecen y deben luchar por ellas. Yo soy muy optimista. Cada vez que voy a alguna escuela, siento el agradecimiento de los alumnos y su interés en el tema. Eso me llena el corazón”.

Periodista y locutor. Basquetbolista que nunca fue.
Nació en La Plata, el 30 de noviembre de 1989, una mañana en la que el “Boca Campeón” copaba la mayoría de las tapas de los diarios. Algo de eso debe haberlo marcado para amar a esos colores como hoy los ama. De pibe solía escuchar los relatos en Radio Continental y anotar en un cuadernito personal –boquense, claro- los resultados de los partidos de la fecha y escribir breves resúmenes. A veces, incluso, se grababa haciendo comentarios. Todo ese cóctel despertó su interés por los medios. En 2014 se recibió de Licenciado en Comunicación Social en la UNLP y, tres años después, de Locutor Nacional, en el ISER. Escribió –en coautoría- dos libros de entrevistas a músicos del rock argentino y trabajó como redactor en el servicio informativo de la Radio Red 92. Desde 2018, integra la cooperativa de trabajo Pulso Noticias y allí escribe sobre temas de cultura, medio ambiente y otras yerbas. Al día de hoy, sigue buscando –y poniendo en crisis- su lugar en el mundo de la comunicación.

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