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martes 14-05-2024

El ejemplar Riquelme

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El ex número 10 de Boca cumple años este 24 de junio. Pulso Noticias reproduce un cuento sobre su debut y la esperanza que generó

Por Ezequiel Franzino

Como una reproducción exacta de la publicidad en la que la madre del rolinga frotaba un bronce con la remera que Jagger había tirado en el 95, mi mamá ya había depositado en la basura (por error) mis diez años de colección de “El gráfico”. Con la pérdida de ese archivo histórico, todo mi entusiasmo se desgajaba como una pelota de cuero en el asfalto. Era el fin del fútbol.

En realidad, que mi vieja haya desaparecido esa compilación, también representaba acabar con una serie de amarguras documentadas que no hacían otra cosa que confirmar que mi abuelo Armando tenía razón: cuando tenía tres años me regaló una remera del Beto Alonso y me sugirió que me hiciera de River si lo que quería era ser campeón.

Por fidelidad a mi viejo, el mismo que me compraba semanalmente Anteojito y El Gráfico, me incliné por el azul y oro aferrado a un mito que nunca terminaba de convertirse en realidad. En los más de 400 ejemplares que conservaba, entre columnas de Juvenal y fichas de los partidos, sólo podía rememorar en esas hojas amarillentas apenas un campeonato (el del 92) y el resto eran puros fracasos: la final perdida contra Newell’s esa tarde lluviosa en la que Scoponi se lucía en los penales, la semifinal de la libertadores perdida con Colo Colo cuando al “Mono” los carabineros le tiraron los perros, el 0-3 contra River con Ortega y Gallardo inspiradísimos, el 4-6 contra Racing, y el 0-6 con Gimnasia el día de la reinauguración de la Bombonera. Armando tenía razón.

Para lo único que me había servido esa colección era para ganarme el cariño y la admiración de mis tíos. En cada reunión donde surgía alguna duda por el nombre de algún jugador, yo con apenas 5 años resultaba ser fuente de consulta:
– ¿cómo se llama el arquero de Huracán?, me preguntaba algún tío borracho.
– ¡Puentedura! Y los viejos explotaban de la risa y continuaban discutiendo. 

Pero ese 10 de noviembre de 1996 supe que cambiaría el destino para todos los boquenses y yo quería tenerlo documentado. Apenas salió la edición de “El Gráfico” salí corriendo hasta el quiosco de revistas sin importarme lo diminuta que representaba la nueva colección con apenas un solo ejemplar. Ya ni siquiera me importaba seguir acumulando futura comida de ratas, el único y nuevo propósito era tener en papel esa confirmación de que ese pibe al que había visto debutar contra Unión con la 8 en la espalda, y en apenas una compilación de “Fútbol de Primera” (creo que no se televisó en directo el partido) iba a ser nuestro salvador. El que traería las copas que tanto se hacían desear.

Yo tenía 12 años y apenas tuve en mis manos la revista, sólo deseaba que mi viejo llegara rápido del trabajo. Él me había hablado de Maradona y en la vuelta del 95 poco había conseguido. Me había presentado a “Gambetita” Latorre, y si bien me gustaba como jugador, poco había ganado en la institución y encima se había vendido a Racing. Me había presentado al “Beto” Marcico y poco pudimos disfrutarlo. Yo quería presentarle a Román.

Para que el tiempo pasara lo más rápido posible, había estado pateando con los del barrio. Cada vez que recibía la pelota, arrancaba con los relatos y mis amigos me miraban desconcertados sin saber de lo que estaba hablando: “La tiene Riquelme, la lleva Riquelme, patea Riquelme”.

Mi viejo llegó, le mostré el artículo y le dije: “Acordate que con este somos campeones”.

Curiosamente ya no soy hincha de Boca. Criado en el sufrimiento, y porque las raíces tiran, ahora simpatizo por Olimpo. Pero de lo que estoy seguro es que siempre voy a ser hincha de Riquelme. Y así como los viejos me hablaban de Di Stefano, de Cruyff o de Platini, a los que vengan les hablaré de Riquelme.

Me quedo con los goles a Palmeiras, con el Partido ante el Madrid, con el caño a Yepes, con ese debut contra Unión y, si mi vieja no lo tiró, con aquel ejemplar de “El Gráfico”.

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