Lionel Messi cumple este 24 de junio 32 años en medio de una nueva edición de la Copa América. Republicamos un cuento sobre el 10 escrito en 2016
Por Ezequiel Franzino
La selección argentina es algo demasiado importante como para no respetar su idiosincrasia: es el potrero, la garra del que se levanta a laburar, es el tango, el pueblo. Nada de eso te pertenece; te es imposible representarlo. La renuncia parece ser una sabia decisión. Vos no sos argentino.
Al menos nos alivia. Nos hartamos de esperar alguna conducta de tu parte que nos hiciera creer que eras de los nuestros. Una puteada, alguna patada desleal, pero nada. Ni el himno cantás ¿Cómo pretendés que te banquemos? No hay manera Messi. Es toda tu culpa. Andáte a jugar a España. Vos no sos argentino.
El argentino está acostumbrado al triunfo, al éxito, a la gloria. Es como dice la canción de Bersuit “el Che, Gardel y Maradona son los number one, como también lo soy yo”. Vos sos el number two, Messi. Cebollita. Sos como el Lole Reutemann. Un segundón. ¿Quién se acuerda de los subcampeonatos?Estoy podrido de no ganar nada. Ya demasiado me cuesta llegar a fin de mes como para encima tener que amargarme porque ustedes pierden todas las finales.
Y ni me hables de la presión que significa ser vos. Presión es cagarse de hambre, es tener que llegar a la gurda y explicarle a tu jermu que no hay cobreloa para comprar milanesas. Presión es tener que manejar catorce horas el taxi para hacer la diaria. Vos sos millonario, Mi-llo-na- rio. ¿De qué presión me hablás?
Te sobra fama, te llueven las mujeres y vos, como poco argentino que sos, hacés apología a la monogamia. Toda tu vida abotonado a la misma mina. Ay, Messi… no se puede creer: qué tipo pelotudo por dios. A mí no me cagan, vos no sos argentino.
Nuestro ídolo futbolístico, eso que nunca vas a ser vos, ese sí que la tenía clara. Se puso en contra a la FIFA, criticó al Papa, les hizo un gol a los ingleses con la mano y embarazó a cuánta mujer se le cruzó por el camino para darle, sólo a unos pocos, su gran apellido. “son hijos del dinero” solía decir para escapar a sus responsabilidades. Viveza criolla papá, algo que nunca tuviste ni vas a tener.
El otro día, en la tercera final consecutiva que perdiste, me reía de lo mal que te tiraste en el área para simular una falta. Por tu pésima actuación, el árbitro te sacó la ficha y te comiste la amarilla. Eso, a un argentino de ley, no le pasa. El argentino sabe tirarse. Hacer trampa es lo que mejor le sale: ¿Conocés la historia del bidón de Bilardo? El narigón fue un director técnico que nos sacó campeón del mundo. Te cuento porque al no ser argentino tal vez no lo conozcas.
Es evidente que te fuiste demasiado temprano para Europa. Te faltó patear Rosario. El argentino es canchero, es vivo. La del humilde no garpa. El argentino camina derecho, con la cabeza en alto. Nada de andar por la vida con cara de nada, amargado. Para ser campeón tenés que comerte el mundo. Al final Diego tenía razón, a vos te falta personalidad. Eso te falta: PER- SO-NA-LI-DAD.
Debo confesarte que me había esperanzado un poco con el tema de las evasiones fiscales. Era una especie de reivindicación. Cagarlos a los españoles con los impuestos al menos te daba una pizca de argentinidad, aunque sea fuera de la cancha. Pero no, parece que con tu declaración y tus buenos modos convenciste al tribunal. Ni eso Messi, ni eso.
Por el bien de todos te pido que no reveas la situación de la renuncia. Ya está. Que sea una decisión irreversible. Nacionalizate español, turco, o islandés. Lo que vos quieras. Nosotros no te queremos. No te merecemos.
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