En total, apenas se lleva vendido el 41% de las entradas. Más allá de la falta de entusiasmo por el torneo y el precio de las entradas, la crisis económica que atraviesa el continente atenta contra el pueblo
Por Lucas Mazzuca
La Copa América de Brasil sorprende a la inversa: en uno de los países con más fanáticos del fútbol en el Mundo, las tribunas están casi vacías. Incluso no estuvieron colmadas ni cuando jugó el local ni cuando lo hizo Argentina con Lionel Messi entre sus filas, siendo el 10 la máxima atracción a nivel mundial de este deporte.
“No sé si es el precio de las entradas o qué es. No soy hipócrita, no tenemos la sensación de jugar en casa, de estar representando a nuestro país”, aseguró el capitán brasileño, Dani Alves, después del partido inaugural. Y agregó: “Yo soy del pueblo, siempre voy a predicar por el pueblo, para que esté en los estadios. Pero nosotros no controlamos los precios de las entradas, en todo caso elevadas”.
Apenas 11 mil personas vieron el empate 0 a 0 entre Perú y Venezuela, en el Arena do Gremio, donde entran 55 mil. En total, apenas se lleva vendido el 41% de las entradas. Más allá de la falta de entusiasmo por el torneo, uno de los argumentos parece ser el valor de las entradas y la crisis económica que atraviesa Brasil. Las ubicaciones en promedio rondan los 100 dólares (la mitad del salario mínimo en Brasil), un precio demasiado alto.
En los primeros cinco partidos de la Copa la asistencia promedio fue de 25.800 personas, en estadios con capacidad de entre 49.000 y 78.000 aficionados.
En el centro de todas las críticas aparece el presidente de la CONMEBOL, Alejandro Domínguez, quien se negó a rebajar el precio de las entradas. Para la entidad, el balance hasta ahora es positivo. Es la misma federación que decidió que la final de Libertadores entre Boca y River se jugara en Madrid, en un estadio a menos de la mitad de su capacidad.
Más allá de que los precios de las entradas son elevados, lo cierto es que las políticas de los gobiernos que predominan en esta parte del mundo están llevando a sus habitantes a vivir cada vez más por debajo de sus posibilidades. Además, pareciera que en Brasil 2019 no importa que el pueblo vaya a la cancha, si no vender los derechos televisivos al mejor postor.
¿Tanto fútbol cansa?
Para el público internacional la economía también es factor de preocupación y a eso se suma la continuidad que tiene el torneo en los últimos años. Antes la Copa América era un evento extraordinario que la gente vivía como una novedad, como un Mundial pero en Sudamérica. Ahora hay Copa este año, el próximo otra en Argentina-Colombia, incluso el Mundial en 2018 y las anteriores dos ediciones del torneo continental en Chile y Estados Unidos, entonces ya no es la gran novedad.
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