Después de 25 años, Gimnasia celebró un nuevo aniversario de la gesta que lo llevó a consagrarse campeón de la competencia celebrada en conmemoración al centenario de la creación de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Aquel 30 de enero de 1994, el Lobo del Mariscal Roberto Perfumo (llegó para la final, Ramaciotti-Sbrissa había sido la dupla técnica durante 1993) se consagraba campeón ante nada más y nada menos que el poderoso River Plate.
Fotos: Nicolás Braicovich
¿Qué fue el “Torneo Centenario de la AFA”?
En conmemoración de los primeros 100 años de la fundación de AFA (1893-1993), durante la gestión de Julio Humberto Grondona, se decidió poner en juego el “TORNEO CENTENARIO de la AFA”, con carácter de Copa Nacional Oficial de primera división; segundo título obtenido y en condición de invicto, por el Club de Gimnasia y Esgrima La Plata. Su posibilidad de reedición será recién el Torneo Bicentenario de la Asociación del Fútbol Argentino, dentro de 74 años.
Formato y desarrollo
Se comenzó por el plato principal, con un desafío innovador y muy atractivo: jugando los clásicos rivales de barrio a dos partidos eliminatorios. Se armaron nueve parejas. Definida esa instancia, se conformaron dos grupos: “Ganadores” y “Perdedores”, a enfrentarse en cancha neutral elegida por el mejor ubicado en la tabla del Torneo 92/93.
En el primer clásico jugado en el Bosque ganó Gimnasia (26/06/1993), con recordado gol de “sombrero” del Melli Guillermo, por 1 a 0. En la revancha, en 57 y 1 (04/07/1993), el empate en cero abrió la primera puerta hacia el camino de la Copa.
El Lobo de la Centenario nunca dejó el grupo de “Ganadores” y fue recibiendo a rivales que se mantuvieron en su zona por eliminar al resto: derrotó a Newell’s Old Boys por 1 a 0 con gol de Dopazo, en 57 y 1; a la Asociación Atlética Argentinos Juniors 2 a 1 con goles de Dopazo y Morant (gol clave, de cabeza), en Deportivo Español. En la Final de “Ganadores”, a Belgrano de Córdoba en una espectacular definición por penales (4 a 3), luego de empatar 2 a 2 en el período reglamentario con goles de Gustavo Barros Schelotto y Dopazo (a menos de 10 minutos del final), en el estadio Chateau Carreras.
La Final, una Fiesta Tripera
El partido fue intenso y de incidencias cambiantes, otorgando los condimentos para resultar inolvidable: la media vuelta de Berti; el penal atajado por Lolo Lavallén (el Evaristo Delovo de 1929); el cabezazo del camello Guerra, finalizando el primer tiempo; el tempranero empate de Villalba, con una definición de alto nivel; la arremetida del Moncho Fernández, en el corner ejecutado por el Melli; la expulsión de Hernán Díaz por agresión, y el contragolpe que sella el triunfo y marca el cierre del encuentro, a cargo de la figura de la tarde: Guillermo Barros Schelotto ( Juego, dos asistencias y un gol determinante).
La vuelta olímpica continuó en las calles. El festejo íntimo del plantel fue en una quinta de Villa Elisa. Otra vez, en el verano, el fútbol tripero revolucionó a la ciudad de La Plata con el grito de “Dale Campeón!”.
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