El joven director acaba de presentar el cortometraje La Disyuntiva en importantes festivales LGBTQ de Europa y Brasil. En diálogo con Pulso Noticias, contó la experiencia y habló de estereotipos y tabúes en la pantalla grande
Por Facundo Montiel
Dos hombres caminan entre la vegetación. Uno detrás del otro, en silencio, hasta que llegan a un lugar. Se besan, se tocan. La imagen se proyecta en un gran cine de Londres y Antonio Zucherino los mira desde su butaca, maravillado por el lugar en donde está: el Fringe! Queer Film Fest. A su lado, una chica rubia sonríe y le dice: “¿Es tuya, verdad? ¡Me encantó!”.
Días después, Toni repitió la secuencia, pero esta vez en el Festival Chéries Chéris de París. “Los dos son festivales LGBTQ, aunque muy distintos. El Fringe! de Inglaterra es más parecido al nuestro (Espacio Queer de La Plata), con muy buena producción pero autogestivo y militante. El de Francia es más grande, con más presupuesto y más formal. Pero ambos son las plataformas donde se proyecta el material LGBTQ que no siempre llega a las grandes pantallas comerciales”, dijo este joven platense de 30 años. La lluvia y el frío lo hicieron cambiar de planes: iba a ir al cine, se quedó para hablar con Pulso Noticias. Es tarde y está solo en un departamento vacío de la ciudad del amor. Me dan ganas de estar ahí. Pero le pregunté:
– ¿Haces porno?
– Nunca pensé a La Disyuntiva como un cortometraje porno, sólo busqué una excusa para experimentar con la imagen. Eso sí: al momento de filmar sexo con dos varones, creí fundamental que sea una representación real, para romper con esa lógica que tienen las películas de temática, o las románticas y heterosexuales, de mostrar a los cuerpos teniendo sexo de forma poco genuina. Filmo sexo como filmo a dos personas tomando mate. Hay que romper con ese tabú, el sexo es parte de nuestras vidas.
Profesor en la Facultad de Bellas Artes de la UNLP, entiende que en las pelícuas “se construyen corporalidades amables que permiten la llegada de producciones al cine comercial”, y que detrás de esos estereotipos del mainstream “hay una decisión ideológica sobre qué cuerpos mostrar”. Por eso, afirma, “es imposible no tener una mirada política y militante al hacer una película LGBTQ”. Él, al menos, dice que no lo puede separar.
En 2016 surgió la idea de La Disyuntiva, hablando con una programadora de Berlín. Antonio y su grupo de “amigos y grandes profesionales” filmaron en un mes e hicieron un primer editado para su presentación. El proceso sería más largo: un año más de montaje y sonido, para estrenarlo finalmente en el festival Asterisco en 2017 hasta llegar, ahora sí, a Berlín. Allí comenzó el recorrido: La Plata, San Pablo, Londres y París. “Es una producción completamente independiente, un proyecto autogestivo donde todos pusieron su fuerza de trabajo sin recibir nada a cambio. Por eso para mi es una responsabilidad que el material se vea y que tenga el lugar que se merece. Más en este contexto dificil para el cine nacional”, relató.
Pero no sólo el país atraviesa momentos difíciles. Mientras Antonio hacía su gira europea, su película se presentó (días atrás) en un importante festival de San Pablo. Desde el triunfo del homófobo Jair Bolsonaro, los ataques a militantes, artistas LGBTQ, travestis y sexualidades disidentes aumentó exponencialmente. La obra PUTO del argentino Ezequiel Barrios debió ser levantada de un evento en Pernambuco, por no poder garantizarse su seguridad. Toni, que está al tanto de todo, reflexionó: “El festival donde se presentó mi corto tiene 25 años de trayectoria, y por primera vez se paró en una posición de resistencia, bajo el slogan Luche y Resista. Se vieron obligados a tomar postura, y eso es muy valiente porque la situación es terrible. Acá (en el viejo continente), cada vez que se habla de América Latina, se hace referencia específicamente a lo que sucede en Brasil, y hay mucha preocupación. Hay miedo”.
La videollamada se entrecorta, el delay superpone nuestra voces, Toni se rasca los ojos y yo sigo preguntando. “Acá son las dos de la mañana”, dice. Claro, la diferencia horaria. Todavía hay tiempo para hablar del circuito de cine local (“Se sostiene en los festivales, que generan y canalizan cierta plataforma para que el cine platense se vea, y le da un status muy interesante”), de la familia (“La peli la vio mi hermana, y si bien me da un poco de pudor mostrarla, mi familia me apoya en todo lo que hago”) y del cine latinoamericano, que combate la oscuridad de nuestros tiempos: “Las películas latinas se han lucido acá en los festivales, hay de Argentina, Perú, Paraguay… son películas gigantes que marcan tendencia”. Allá, donde el cine platense dijo presente.
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