Bajo la consigna “Mi cara, mi trabajo y mi barrio no son delito”, se movilizaron desde Plaza Moreno hasta la Gobernación contra el abuso policial
Parece que en La Plata ser morocho, vestir ropa deportiva o portar una gorra ya te vuelve chorro. De hecho, la mayoría de esta multitud de pibes y pibas que están en Plaza Moreno asegura haber sufrido el escarmiento policial, incluidos maltratos y detenciones arbitrarias. Contra esta violación de Derechos Humanos y constitucionales, marcharon esta tarde en lo que fue denominado como la “Marcha de la Gorra”.
Lo hicieron bajo el lema “Mi cara, mi trabajo y mi barrio no son delito”. Y fueron acompañados por distintas organizaciones sociales, esas mismas que en los barrios trabajan con ellos en pos de poder garantizarles ciertos derechos que el Estado les niega. Entre ellos conceptos básicos de ciudadanía, enseñándoles, por ejemplo, cómo actuar si la policía les pide documento o si se los quieren llevar detenidos.
Así fue que Belén Segovia aprendió a negarse a mostrar el DNI el día que camino a la facultad la interceptó la policía. Esa misma policía que tres años atrás la había zamarreado de los pelos y la había golpeado en una toma de terrenos de Abasto. “Me negué porque no estaba haciendo nada malo. Además les pedí la orden judicial que los habilitaba a ese pedido. Se quedaron callados y yo no les presenté nada porque no correspondía”, recuerda esta joven de 19 años.
Que esta chica estudie Derecho es de lo más alegórico. “Es muy injusto que a los que vivimos en los barrios más humildes se nos tilde de chorros. No queremos salir a la calle con miedo a que nos pare la policía por ser pobres”, agregó Belén.
Según cuenta Yanina Oyamburu, en Los Hornos la situación es similar a la de Abasto, y a toda la periferia en general. “No se puede parar en una esquina porque parece que es delito. En los barrios cuando pasa el patrullero es fija que te paran. De mínimo te revisan los bolsillos”.
La caravana multitudinaria marchó hasta Plaza San Martín, con un previo paso por Niñez. Frente a la Gobernación se denunciaron las detenciones arbitrarias e ilegales de la Policía Bonaerense, y las pésimas condiciones de detención en las cárceles de la región. También se reclamó por la aparición con vida de Johana Ramallo y por la persecución a las trabajadoras sexuales.
Y que no le importe mi ropa…
Matías tiene 14 años y es alumno del Normal 1. Es rubio, tiene ojos celestes, y anda bien vestido. Este pibe que debe ser el fachero de su curso vino a “La marcha de la Gorra” con sus compañeros de la agrupación estudiantil Incongruencia porque “queremos defender la igualdad. A nosotros no nos paran para pedirnos los documentos, y eso es injusto”, dice.
Al que se lo piden seguido es a Bryan. Claro, es petizo, morocho, lleva visera puesta, tiene cara de pícaro, y aunque parezca de 14 tiene 17 años. Así lo dice su documento, ese que recuperó hace dos días después de casi 6 años. Desde que su mamá falleció vive con uno de sus hermanos, pero pasa la mayoría del día en la calle, pidiendo para comer y esquivando el atropello policial. “Estamos jodidos. Me llevaron varias veces y me comí un montón de golpizas”, aseguró el joven.
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