Son la banda de rock más convocante del sur argentino, pero en estas latitudes pasan desapercibidos. El viernes tocan en La Plata, y para muchos será una oportunidad para conocerlos antes que los encuentre el mainstreaming
Por Ezequiel Franzino
Qué ciudad rara Bahía Blanca. Ahí donde alguna vez los Ramones no pudieron convocar a más de 300 personas; y en ese lugar al que muchos músicos prefieren no nombrarlo por considerarlo mufa –Charly García le dice B.B.- , de allí germinó una banda de rock que en el sur argentino mueve multitudes: Luceros el Ojo Daltónico.
En ese terreno supuestamente hostil para los artistas, los Luceros no sólo reivindican a su ciudad sino que además llenan estadios. Los fanáticos se tatúan fragmentos de sus letras y el logo de la banda. Algunos de sus integrantes, Ignacio Boyo (voz), Rodrigo Glaria (guitarra), Dandy (guitarra), Sebastián Lamoth (batería) y Juan Arcuri (bajo) son interceptados en la calle por gente que quiere sacarse fotos con ellos. En pequeña escala, la mística que crearon entre sus seguidores podría compararse con la de los Redondos, La Renga, o con la de cualquier otra banda convocante que hace que su público los siga de manera incondicional. “Un lucero siempre alienta”, rezan sus fieles seguidores en cada recital que brindan.
Lo lograron gracias a una música que combina melodías simples con letras rebuscadas, que le cantan a “las cosas que me conmueven. Soy una especie de ladrón de historias de mis amigos”, dice Nacho Boyo, cantante y compositor de Luceros, una especie de poeta maldito que en un mismo disco hace convivir historias turbias, con algunas pocas de amor, y con canciones que abordan el desprendimiento de la parte corporal o la mitología.
Más allá de que en las letras aparezcan referencias de Baudelaire, Cortázar, Borges, o exponentes de la Generación Beat, Nacho asegura: “Somos una banda simple de rock, con alguna vuelta de tuerca. Defensores de la canción como formato, que buscamos ser lo más populares posible. No queremos ser una banda de culto, ni que nos escuche gente cool. Queremos que nos escuchen todos”.
Con semejante amplitud, este fenómeno sureño empezó a expandirse y desde hace dos años los Luceros lograron empezar a vivir de la música, en parte gracias al desembarco en eventos de envergadura como el BA Rock o el Festival Nuestro de Tecnópolis. En esta sintonía de prosperidad, aunque todavía no puedan anunciarlo oficialmente por cuestiones contractuales, el año que viene formarán parte del line up de los dos festivales de rock más convocantes de la Argentina. Seguramente toquen a las tres la tarde, como cualquier banda que recién empieza a mostrarse en las grandes ligas, pero a este ritmo no les falta mucho para que los abrace el mainstreaming.
En eso están trabajando su mánager, Cristian Crespi (Las Pastillas del Abuelo), y la discográfica que les grabará su próximo disco, Produce Crack (Babasónicos, El Kuelgue). Sin perder de vista aquellos primeros ensayos amateurs en un garage de barrio Pacífico, Nacho Boyo asegura que este profesionalismo le permitió “poder dedicarme de lleno a la música y ensayar sin tener más preocupaciones que esa”.
Este viernes 2 de noviembre los Luceros tocarán en Guajira, en calle 49 e 4 y 5. Allí seguramente asistirán bahienses que se vinieron a estudiar a La Plata, o amigos de esos bahienses que van evangelizando por todo el país, haciendo escuchar a esta banda que emergió de su ciudad natal y que para ellos representa un orgullo.
Más allá de estos fanáticos que los siguen a todos lados, cuando aterrizan en ciudades como Buenos Aires o La Plata, los Luceros vuelven al anonimato, algo que Nacho Boyo disfruta mucho que pase. “Una vez me dijeron que si quería ser famoso tenía que vivir en un pueblo, y más o menos es lo que pasa”, dice entre risas el líder de la banda y agrega: “Llegar a lugares en los que no nos conocen es algo muy lindo de experimentar, aunque se vuelva un poco tedioso tener que volver a presentarse de cero. Es como un déjà vu constante en el que uno vuelve a explicar el porqué del nombre de la banda, los discos que tenemos o de dónde venimos”.
Aunque por ahora no esté en los planes de la banda abandonar Bahía Blanca, el frontman de Luceros sabe que en la medida en que la banda siga creciendo eso va a decantar de manera natural. “Antes no me animaba a moverme en Capital, pero si ahora nos toca irnos lo haremos”, dice Nacho, que cuenta como todo un hito el haberse bajado la aplicación “¿Cómo Llego?”, con la que puede caminar solo por la city porteña, tomarse un colectivo o un subte sin entrar en pánico.
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