Cinco jóvenes del interior conforman el grupo que este sábado presenta su primer disco, Umbrales, en Lucamba. Pulso Noticias habló con ellos en Bellas Artes, cuna de proyectos y sueños de miles de estudiantes como ellos
Por Facundo Montiel
La Facultad de Bellas Artes está en silencio. No suenan acordes ni voces, hay paro nacional y en el patio central están Anabel Urdanaiz (voz), Estefanía Pérez (piano y coros), Uriel Eduardo Aguilar (guitarra) y Emmanuel Millar (bombo y batería), quienes junto a Matias Fourcade (flauta traversa) forman Ahicito Tuito, un grupo folklórico que nació ahí mismo y que condensa todo el talento que atraviesa las aulas y pasillos de esa casa de estudios.
“En un día normal esto estaría lleno de chicos tocando la guitarra y cantando” dice Anabel, relatando la dinámica de una universidad que reúne los sueños y proyectos de miles de estudiantes que llegan desde el interior del país para formarse. Ellos mismos han venido desde muy lejos (Las Heras, Pico Truncado, General Belgrano) y aquí le dieron forma a su proyecto, Ahicito Tuito, que está en etapa de definición: este sábado por la noche presentan su primer disco, Umbrales, en el Centro Cultural Lucamba (117 entre 66 y 67).
“La Plata es una ciudad extraña, no es común encontrar un lugar donde haya tanta movida de música popular en general y la fusión de tantos géneros”, reconoce Anabel, y Emmanuel suma: “La cantidad de chicos del interior influye mucho en esa diversidad cultural. En Las Heras no había mucho que hacer, era jugar a la pelota o bailar, y yo hacía las dos. Sin embargo, con el auge del petróleo empezó a ir mucha gente del norte, jugeños y salteños, que llevaron su música”.
Los distintos recorridos de sus integrantes convergen en Umbrales, que tiene dos composiciones propias y versiones de autores como Raúl Carnota o Juan Falú. “El sábado vamos a presentar el disco, pero también mostraremos la historia del grupo. Hace tres años estamos tocando juntos, hace dos comenzamos a trabajar este material, que es nuestra carta de presentación”, asegura Anabel. El proceso no fue fácil, por eso la satisfacción: “La autogestión es difícil. Hacemos todo, desde gestionar una fecha, hablar con quien nos hace el flayer, todo depende de nosotros”, coinciden. Por eso, primero grabaron algunos temas para subirlos a Youtube, darse a conocer, y comenzar a viajar también por el ciberespacio.
Estudian, trabajan, viven lejos de sus familias. Impulsan la banda, piensan a futuro, sacan un disco. Son jóvenes y ya saben lo que son las crisis, pero también cómo salir adelante. Según Eduardo, “antes que el cómo, tenes que tener claro qué queres, los objetivos. Por ejemplo, al principio no teníamos decidido hacer el disco, y fue un desastre. Hasta que entendimos qué era lo que queríamos hacer y le fuimos dando forma”. En el mismo sentido, Anabel agrega que “si bien todos trabajamos, nos sentimos muy interpelados y comprometidos con la banda, es parte de nuestra identidad”.
Mientras se preparan para el show, van armando su itinerario: viajarán por Santa Fé, Entre Ríos, y también los espera Cosquín. No quieren quedarse quietos. “Ahicito Tuito se sostiene por las relaciones, somos nosotros mismos quienes le damos significado. Es un espacio placentero, de responsabilidad, donde encontré un lugar muy lindo para decir las cosas. Un espacio agradable, sentido, para decir lo que pienso. De todos los lugares donde hablo y digo, es el más honesto”, asegura Anabel. Estefanía y Emmanuel asienten con la cabeza, y Eduardo le pone palabras al momento: “Es un lugar propio, y ese es argumento suficiente para sostenerlo. Sabemos que para crecer como grupo, tenemos que crecer individualmente, en armonía más allá de los desacuerdos. Entonces, esto es mucho más que una banda”.
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