Entre siete y ocho de cada diez docentes son mujeres. El número se incrementa en las auxiliares que ayer celebraron su día
Por Lucas Mazzuca
La educación atraviesa un momento crítico en toda la República Argentina. Desde graves problemas edilicios y falta de insumos hasta sueldos inapropiados para los docentes y profesores. Así las cosas, hoy por hoy en nuestra ciudad y en todo el país las personas vinculadas a la educación se encuentran en alerta, defendiendo un derecho adquirido como lo es la educación pública y gratuita.
De este difícil momento, quienes nada tienen que ver son justamente los educadores, tanto maestros como maestras y hoy, 11 de septiembre, celebran su día debido a que un día como hoy falleció Domingo Faustino Sarmiento.
Más allá de todo esto, un dato a destacar es que la docencia se relaciona directamente con el género femenino, pero poco se lo destaca, a punto tal que se dice “día del maestro” y no de la maestra. Las trabajadoras de la educación de todo el país son parte de una marea inmensa. Un trabajo feminizado, en particular en los niveles primarios e inicial. Es recurrente que quienes se criaron con su madre y su padre hayan llamado “seño” a su mamá, pero nunca confundieron a un docente con el papá.
En la Argentina, según el último censo del sector, realizado por el Ministerio de Educación de la Nación en 2014, el 75,7% del personal que trabaja en establecimientos educativos son mujeres, según Cippec o 76% según la Organización de Estados Iberoamericanos. Este número alcanza a un total de 894.767 personas, de las cuales 724.801 son docentes, y el resto se desempeña como auxiliares. Esto significa que entre 7 y 8 de cada 10 docentes en Argentina son mujeres. El sector más numeroso de todo el país, superando el personal doméstico y de la salud.
Un poco de historia
En América Latina fue durante el siglo XX que las clases dominantes utilizaron la educación para capacitar mano de obra en forma masiva junto con la instauración del Estado Moderno y la industria. Bajo los preceptos de gratuidad, escuela común y obligatoria se convirtió en un derecho que los sectores populares defienden como parte de las libertades democráticas conquistadas.
Tempranamente se caracterizó por la incorporación de mujeres para su formación como docentes, lo que significó la irrupción de una gran cantidad de mujeres que salieron de sus hogares, concebidos hasta entonces como su único entorno “natural”, para ocupar los nuevos puestos de trabajo que generaba la educación pública. La idea de educación ligada a la crianza y tareas domésticas justificaba la predominancia femenina y también la brecha salarial entre hombres.
Docentes mujeres y dirigentes varones
Desde sus comienzos se forjó un gremio donde entre 7 y 8 de cada 10 docentes son mujeres, pero con una enorme contradicción: es escasa la representación femenina en los espacios de poder real. Una actividad esencialmente femenina tuvo sólo dos ministras de educación en su historia: Susana Decibe, última ministra de educación de Carlos M. y Graciela Gianettasio, en el mandato de Eduardo Duhalde. Aunque vale aclarar que esto no ha representado justamente una conquista, puesto que la tarea de ambas implicó un gran ataque a la educación pública.
En relación a la representación sindical, desde su fundación el 11 de septiembre de 1973, la Ctera, tuvo cuatro mujeres al frente: Mary Sánchez, Marta Maffei, Estela Maldonado y ahora, Sonia Alesso. Las caras visibles, las negociaciones con los gobiernos, las apariciones en TV están copadas por los varones. En las provincias la relación es peor y ni hablar Baradel, que dirige el sindicato más grande del país (casi 300.000 docentes y con 120 afiliados/as), o incluso en el único sindicato provincial que ha ganado últimamente la izquierda, la representación es masculina. En el SUTE, principal sindicato de la provincia de Mendoza, que representa 60.000 docentes y tiene algo más de 25.000 afiliados/as, las bases son mujeres y las caras “visibles” predominantemente hombres.
Si bien con el tiempo se van viendo cambios en este aspecto, lo que representan esas mujeres en lo alto poco tiene que ver con los derechos que se merecen como trabajadoras. Cambiar esta realidad pondría un movimiento con las mujeres al frente, lo que elevará sus aspiraciones, pondrá toda su cuota de audacia, combatividad y entrega.
Hace falta barrer con estas naturalizaciones que le dan lugares de privilegios a burócratas que además son varones en su mayoría. Cada crisis histórica tuvo su vanguardia con las mujeres trabajadoras de la educación y sus cimbronazos en la burocracia, así como su fortalecimiento tras las derrotas (el 88 dejó la herencia del marysanchismo en la Ctera y Celeste para rato).
Luchar por los derechos
Largas y cansadoras jornadas laborales, tareas extra escolares y exposición cotidiana a la violencia, se combinan con las responsabilidades hogareñas. Pero la cuestión no queda allí. Muchas docentes enfrentan directamente violencia psicológica y/o física de sus parejas o exparejas. Ante esto, la violencia institucional sólo agrava las cosas. La falta de información, complejos trámites burocráticos y la falta de orientación hacen que las mujeres no accedan sin trabas a las licencias como derecho.
10 de septiembre: día de las auxiliares
Pero si las cuestiones de género en el ámbito docente son un problema, la cuestión de la división interna de las filas de las trabajadoras de la educación es aún más. En las escuelas además de docentes, niños y niñas, hay auxiliares. El trabajo rutinario de limpiar, lavar y servir parece no dar lugar a nada más en los brazos, manos y cabezas de trabajadoras precarizadas y muy mal pagas. Las porteras, dependiendo la región, no sólo cumplen las tareas de limpieza y orden del edificio escuela, sino que también muchas veces ofician como sostenedoras de los estudiantes y del buen clima escolar. Y las auxiliares, por lo general, suelen pertenecer a estratos sociales más bajos, con menos nivel de estudios alcanzado, muchas veces provenientes de lugares lejanos a su lugar de trabajo. En la escuela, la portera es fundamental, pero sus sueños, aspiraciones y reflexiones pocas veces salen a la luz. El 10 de septiembre se celebra el día de “las porteras” y hasta su día tiene menos difusión.
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