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viernes 29-03-2024

“Ser docente también representa movilizarnos”

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La frase pertenece a Valeria Arzuaga, docente del Instituto Superior de Formación Docente Nº 9. Las tres sedes en las que funciona el establecimiento tienen serios problemas estructurales, que incluyen paredes electrificadas, falta de gas y peligro de derrumbe. Docentes y estudiantes realizaron una clase pública en calle 6 para darle visibilidad al caso

Por Ezequiel Franzino

Acá, en calle 6 entre 45 y 46, está la calle cortada y hay una clase abierta. Aunque es una protesta, parece una práctica profesional. Porque ellos, que forman parte del Instituto Superior de Formación Docente Nº 9, padecen los mismos problemas edilicios que varias de las escuelas de la ciudad en las que en un futuro estarán trabajando. Si es que logran recibirse, claro, porque con paredes electrificadas, falta de gas y peligro de derrumbe resulta imposible estudiar.

El problema no es nuevo. El edificio central de este Centro de Formación Docente, ubicado en calle 44 entre 5 y 6, fue clausurado en 2011 por peligros de derrumbe. Como paliativo, y con la promesa que en algún momento iba a reconstruirse a nuevo, se alquilaron tres casas que funcionan como sedes de este instituto que alberga a 3.000 futuros maestros. Hoy, esas casas están una peor que la otra.

En la de calle 2 entre 47 y 48, donde se cursa la carrera de Enseñanza Especial, el techo se está cayendo. Primero se desplomaron pedazos del cielorraso y luego directamente cayeron los ladrillos. De hecho, uno golpeó en la cabeza a una estudiante. Como solución al problema en 2015 pusieron una malla para que contenga los ladrillos, pero ahora también se rompió la malla.

 

 

“Hace muchos años que venimos con grandes dificultades edilicias. Es imposible sostener el normal dictado de clases en estas condiciones. Carecemos de una infraestructura que garantice la seguridad de nuestros estudiantes”, dijo la profesora Valeria Arzuaga.

Otro de los edificios con problemas es la sede de calle 5 entre 43 y 44, donde se dictan otras tres carreras. Allí, según denunciaron los estudiantes, tienen filtraciones de agua, cortocircuitos, baños rotos, persianas que no pueden abrirse, y en planta alta las salas no pueden ser ocupadas por más de 15 personas porque tiene peligro de derrumbe.

Aunque toda la situación parezca atentar contra la vocación de estos futuros educadores, lo cierto es que ellos se aferran a sus convicciones para poder continuar: “La motivación que encuentro para seguir estudiando para docente es pensar que el día de mañana voy a tener un trabajo mediante el cual me voy a poder involucrar con la sociedad y aportar mi grano de arena. Ser docente también representa ser políticos y movilizarnos”.

Con la esperanza de una pronta solución, el lunes pasado las autoridades del Instituto mantuvieron una reunión con gente de Infraestructura. “La misma persona que en 2011 había firmado el proyecto para el nuevo edificio nos dice que en este momento no se pueden garantizar ni siquiera las refacciones. Esto es una cuestión histórica, que nosotros venimos denunciando y no hay interés en resolverlo”, dijo Valeria Arzuaga.

En este escenario, la idea de docentes y estudiantes es continuar con el corte de calle 6 entre 45 y 46, hasta tanto tengan una respuesta. “Decidimos continuar con estas clases públicas, en tanto el clima lo permita, para que se conozca nuestra problemática. Entendemos que se generan complicaciones para la comunidad por el corte de esta calle, pero de alguna manera hay que visibilizarlo”, explicó Arzuaga.

Este instituto de formación docente funciona desde el año 1986. En condiciones normales, allí se forman educadores de nivel inicial, primario, educación especial, fonoaudiología y psicopedagogía, pero hoy el 65% del alumnado se encuentra damnificado por los problemas edilicios. “De aquí salen gran parte de las maestras que dan clases en todas las escuelas públicas y privadas, no sólo de La Plata, sino de la Provincia de Buenos Aires” concluyó la docente Valeria Arzuaga.

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