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jueves 18-04-2024

Argentinos en España: la crisis se siente a 10.000 kilómetros

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Dos parejas cuentan cómo les repercute la escalada del dólar en nuestro país, la falta de empleo y el malestar social que afecta a sus seres queridos

Por Ezequiel Franzino

Con el país prendido fuego, con un dólar que pisa los 40 pesos, las universidades públicas vaciadas, la inflación por las nubes, sueldos que no alcanzan para nada, desempleo en todos los sectores y gobernantes cínicos que se sacan fotos comiendo flan, a uno le dan ganas de tirar la toalla y mudarse de país. Sin embargo, esta no parecería ser una solución para calmar la angustia.

Franco Gregorietti es un médico cardiólogo argentino que acaba de mudarse a Barcelona, donde se encuentra realizando una beca de trabajo con metas académicas sobre arritmia en el Hospital German Trias I Pujol. Junto a su pareja, Agustina, que está embarazada de siete meses, vive con tristeza el minuto a minuto de lo que pasa acá.

Franco y Agustina

“Leemos todos los portales, pero sobre todo la información nos llega por WhatsApp. El jueves era impresionante la cantidad de mensajes que nos entraban. Esta situación nos afecta mucho porque toda la gente que queremos está allá. Muchos amigos tienen créditos con tasas variables, otros fueron echados de sus trabajos, entonces uno se pone en la piel de ellos y la verdad que es un garrón”, dice Franco, desde Barcelona.

Más allá de esta preocupación por los suyos, lo cierto es que la escalada del dólar los afecta directamente. Antes de emprender el viaje a España, Franco le dejó firmado un poder a su padre para que, en caso de necesidad, le vendiera el auto que dejó aquí. Desde que se fue- a principios de agosto- hasta hoy, el vehículo perdió casi la mitad de su valor. Sin embargo esto no es lo peor: por la suba furiosa de la divisa norteamericana, no sabe si su familia y la de su mujer podrán estar presentes en el nacimiento de su hija: “Tenían pensado venir a visitarnos, pero esto complica mucho el panorama”.

Franco asegura que los catalanes están muy informados sobre todo lo que pasa en Argentina, pero que hay cosas que no les entran en la cabeza: “Les cuesta entender que 1 euro represente casi 43 pesos argentinos. La inflación tampoco la pueden entender, porque acá hace tres años que los precios no se modifican”.

A este joven profesional, que todavía se encuentra descubriendo la preciosa Barcelona, hay algo que le llama más la atención que la Sagrada Familia, el Park Güell o la Casa Batlló: “El dinero rinde de otra forma. Con poca plata se hace mucho. Por monedas conseguís cosas de calidad, la vestimenta es muy barata y la comida también. Por 60 euros se puede hacer una compra de supermercado para 10 días”.

Cobrar en pesos y pagar en euros  

Carlos Bainotti y Florencia Hourçouripé son una pareja de platenses que viven en Barcelona desde hace más de un año. Los dos son licenciados en Administración de Empresas egresados de la UNLP, y se mudaron a España para completar un máster. Aunque la idea original era volverse una vez terminados los estudios, la realidad que afecta a nuestro país hace que la fecha de regreso sea incierta.

“Teníamos pensado quedarnos un año más y volver, pero esta situación hace repensar todo. En este momento resulta tentador quedarse, pero obviamente que lo económico no es lo único que influye a la hora de tomar estas decisiones”, explicó Carlos.

Aunque los factores emocionales muchas veces influyen más que los económicos, lo cierto es que les sobran los motivos para quedarse. “Los aumentos de sueldos acá son a valores reales y por performance, no por inflación. Cuando te aumentan se sienten mejoras reales en la calidad de vida. Por muy poca plata podes viajar los fines de semana a distintos destinos de Europa, se puede disfrutar y acceder a hipotecas casi sin tasas de interés”, explica Carlos.

Al igual que a Franco y Agustina, por más que se encuentren a 10.000 kilómetros de distancia, a esta pareja de platenses la corrida del dólar también los afecta de manera directa. “Hago trabajos para una empresa argentina y parte de la remuneración la recibo en pesos. Además tengo una beca de la UNLP, que es un aporte simbólico, pero que también es en pesos”, explica Carlos.

Consultado sobre cómo están viviendo sus seres queridos esta crisis, Carlos explicó que “con preocupación, resignación e incertidumbre total. Esas sensaciones indefectiblemente llegan hasta acá”, concluyó.

 

 

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