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jueves 18-04-2024

David Lebón, una leyenda del rock en la ciudad

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El guitarrista, que tocó con Pappo, Spinetta y Charly García en las bandas fundamentales de nuestra historia, llega al Coliseo Podestá este viernes a las 21. En un mano a mano, habló con Pulso Noticias del cielo y el infierno que le tocó vivir

“Estoy feliz” dice Dabid Lebón, y se ríe. Tiene la carcajada fácil, 66 años y muchas cosas por contar. Son 10 minutos a solas con él, entre pasillos y salones del Coliseo Podestá, donde este viernes a las 21 dará un show con su banda recorriendo en su guitarra toda su carrera. Hay que elegir bien las preguntas, las cámaras lo esperan en la sala contigua pero dice que no está cansado de los periodistas, ni de los escenarios. “La música es mi templo y, el escenario, el único lugar donde mi mente descansa”.

La entrevista es desordenada, los hilos de la conversación transcurren entre la cotidianidad con sus siete nietos, los momentos compartidos con Pappo y Spinetta (a quienes pone a competir, también entre risas y reproches) y su vida espiritual. Es seguidor del gurú indio Prem Rawat y, desde hace un tiempo, asegura, ya no discute. “Ya no quiero hablar más de los tontos, no hace falta que haga de speecher del amor. No soy juez, no puedo juzgar, pero ojalá dejen de tirar cáscaras de banana para que la gente se tropiece”, reflexiona, hablando de Roma, de Nerón y de Jesús, pero también de la Argentina de hoy. Es poético hasta para hablar de política, pero se niega a dar nombres. La crisis política y económica, que explotó en los últimos días en nuestra ciudad, sobrevuela sin ser explicitada.

En su lucidez, divaga. Con la seguridad de haber hecho historia, de haberla compartido con los mejores, de ser uno de ellos. La Rolling Stone, en su ránking, lo ubicó en el podio de los más grandes guitarristas del rock argentino. Formó parte de Pappo’s Blues, a cuyo líder conoció aquellas noches de los años 60, de la mano de Billy Bond. Fue parte de La pesada del rock and roll, y tiempo después integró Pescado Rabioso con su gran compañero de la vida y el arte, Luis Alberto Spinetta. Después de esa experiencia fundamental para él y para todos, se fue a Brasil con Charly García, Pedro Aznar y Oscar Moro para generar otro hito: Serú Giran.

Pappo, Luis y Charly. Y ahora está sentado a nuestro lado, charlando con Pulso Noticias sobre la vez que Spinetta se emocionó hasta las lágrimas escuchando un tema suyo, y cómo corrieron a grabarlo. “Me están escuchando, y me van a cagar a trompadas, pero el que más me impresionó artísticamente fue Luis. La enseñanza de un par es más hermosa que la de un maestro, porque está caminando a tu lado, tratando de vivir y entender qué esta pasando en este mundo. Él fue así para mí”, sentenció.

David no se queda quieto. Su cerebro, que sólo descansa cuando la música fluye entre las cuerdas y sus dedos, quiere más. “Me hubiese gustado tocar con Eric Clapton, es mi deuda pendiente. Clapton y Jimmy Hendrix”, confiesa. A Jimmy lo vio cuando despuntaba la adolescencia y vivía en Estados Unidos, nutriéndose de la beatleamanía, del jazz y la cultura negra. “Ya por aquel entonces, cuando estaba en la banda de Curtis Night, Hendrix hacía sus locuras, tocaba la guitarra con los dientes, se notaba que era distinto”, recuerda. Y ríe otra vez.

Nueve minutos 37 segundos de charla, y una última pregunta. Semanas atrás contó cómo fue torturado durante la última dictadura militar. Le pasaban electricidad en los testículos y lo verdugueaban por ser músico.  Hacía chistes con eso, pero aclaró: “Ahí supe que hay gente mala, mala de verdad”. En Tu amor canta: “Yo tuve el mundo a mis pies”. El cielo y el infierno en una sola vida. ¿Cuál fue ese cielo?, ¿Serú Girán?, ¿Las noches con Pappo en los años 60?, ¿La experiencia de Pescado Rabioso? ¿Cuándo sintió que conquistaba el mundo? “Nunca”, asegura, nunca quiso tener a nadie a sus pies.

En la misma canción, canta: “No voy a llorar si nadie me acompaña, no voy a dejar ni un camino sin andar; aunque sea el fin del amor, yo he visto el fin del disfraz; yo quiero el fin del dolor, pero no hay fin siempre hay más”. Se termina la entrevista, y David Lebón nos reafirma: “Si tengo que apostar y renacer de nuevo, si tengo que vivir lo mismo que viví, y mirá que viví cosas horribles, lo haría todo de nuevo, con tal de sentir lo que estoy sintiendo en este momento”.

 

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