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viernes 03-05-2024

Trabajadora y delegada de la SIAP contó los 5 años de cautiverio

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“Teté” Grasso estuvo secuestrada en 1 y 60, en la Unidad 9, Cárcel de Olmos y la de Devoto, donde tuvo a su beba. Otra emotiva audiencia en el juicio denominado “1 y 60 y Comisaría Octava”

En una emotiva audiencia celebrada en la mañana del jueves, se dio continuidad al juicio de lesa humanidad que investiga los atroces crímenes cometidos en tres centros clandestinos de detención en La Plata. En el banquillo de los acusados se encuentran aquellos responsables de la represión en el Cuerpo de Infantería de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, ubicado en la calle 1 entre 59 y 60, el Regimiento de Caballería en la calle 60 entre 1 y 115, y la Comisaría 8va en la intersección de la avenida 7 y la calle 74 en Villa Elvira.

En el centro de atención se encontraba Beatriz “Teté” Grasso, quien fue secuestrada durante más de 5 años, desde marzo de 1976, y sometida a inimaginables tormentos en distintos lugares de detención, incluyendo el sitio ubicado en 1 y 60, la Unidad 9, la Cárcel de Olmos y la de Devoto.

Teté, oriunda de Entre Ríos y con solo la educación primaria completada al llegar a La Plata en su adolescencia, compartió un relato estremecedor sobre su experiencia laboral en la empresa SIAP (Sociedad Industrial Aparatos de Precisión). Allí, con alrededor de 800 obreros, la mitad de ellos mujeres, Teté se destacó como delegada gremial y luchó por mejorar las condiciones de trabajo, incluso desde la oposición de la dirigencia de la UOM (Unión Obrera Metalùrgica)

Sin embargo, el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 dejó al descubierto una trama de persecución y represión que ya estaba orquestada de antemano. El ejército y la policía ingresaron a la empresa y llevaron a cabo arrestos selectivos basados en listas negras elaboradas en una reunión entre el sindicato UOM, la empresa y el ejército. Teté fue señalada por su influencia entre los trabajadores y, con la complicidad del jefe de personal, conocido como Fregote, fue secuestrada junto a otros compañeros.

Los acontecimientos tomaron un giro dramático cuando los secuestradores se dirigieron a la casa de Teté en 77 bis 8 y 9. Su esposo, Norberto Bondi, quien trabajaba en una empresa Propulsora y había estado trabajando toda la noche, se encontraba en el hogar junto a sus dos hijos de 7 y 9 años. Ambos fueron secuestrados, llevados a 1 y 60 y sometidos a vendas y esposas. Luego Teté fue trasladada a una habitación en la “Brigada Femenina”, mientras que su esposo fue llevado a la Comisaría Octava y la Unidad 9, donde permaneció durante 20 días antes de ser liberado.

En el tribunal, Teté recordó las brutales sesiones de interrogatorio en el centro de detención ubicado en 1 y 60. Tanto la policía como el ejército la sometieron a golpizas y maltratos. En un momento, la dejaron en otra sala junto con varias mujeres, donde fueron atadas a las camas y sometidas a manoseos y golpes. “Sabíamos que si no nos daban comida ese día, era porque habría tortura. Fue una experiencia terrible tener que esperar eso”, relató Teté con angustia. Finalmente, trajeron comida, pero antes de que pudiera tomar su sopa, alguien se la arrebató de las manos. Luego, la llevaron a un lugar donde le quitaron la venda y una persona desconocida le informó que venía en nombre de alguien que la apreciaba y quería asegurarle que su esposo estaba en libertad y que sus hijos estaban bien. Teté aprovechó este encuentro para revelar su embarazo, aunque en ese momento comprendió que su futuro seguía siendo incierto.

La rutina diaria en el centro de detención incluía simulacros de fusilamiento en el patio, lo que aumentaba la angustia y la desesperación de Teté. Su estado de salud se deterioraba cada vez más, sufría de constantes malestares estomacales y descomposturas.

Finalmente, llegó el dìa en el que Teté fue trasladada a la cárcel de Olmos. Una vez más, informó a las autoridades sobre lo que estaba experimentando con su cuerpo, pero no le creyeron y le respondieron fríamente que era común que las mujeres perdieran su menstruación cuando perdían su libertad. Fue llevada al segundo piso, donde se encontró con otras compañeras de la fábrica. “Todo esto ocurrió antes de que asumiera (Ibérico) Saint James (como gobernador de la provincia), ya que a partir de ese momento todo se volvió mucho más duro”, rememoró Teté con pesar en su voz.

El tiempo en la Unidad 9 fue particularmente difícil para Teté. A medida que su embarazo avanzaba, se emitió un decreto de la dictadura que ordenaba trasladar a las mujeres embarazadas a cárceles federales. Como resultado, Teté fue llevada junto con otras mujeres a la cárcel de Devoto. Fue en ese lugar donde tuvo lugar el parto de su hija Betina el 13 de diciembre. Afortunadamente, su hermana la acompañó y le llevó ropa para la bebé. Esto sucedió en la sala de salud destinada generalmente a los presos varones “comunes”. De nuevo en la celda, Beatríz presenció la angustiante pregunta del pediatra sobre cuál de las dos, ella o la niña, sobreviviría. A pesar de las difíciles condiciones, Teté luchó por la supervivencia de su pequeña, amamantándola cada dos horas en la medida de lo posible. El día de su nacimiento, Betina pesaba 2.5 kg.

En medio de su desgarradora experiencia, también recordó con mucho pesar cuando se enteró, el mismísimo día del parto, que se había llevado a cabo la Masacre de Margarita Belén, donde fusilaron a compañeros de la Unidad 7 de Resistencia, Chaco. Finalmente tuvo a su hija con ella durante 6 meses, que era lo permitido.

Los recuerdos de las intervenciones como delegada

Las protestas y paros en la fábrica SIAP fueron un reflejo de la lucha constante por mejores condiciones laborales.  En los 70` al incorporarse una buena cantidad de laburantes jóvenes, de a poco se profundizò la lucha para exigir mejoras en la salud y seguridad en el trabajo, salarios justos y soluciones a los problemas relacionados con la comida. Además, se luchó incansablemente por la creación de una guardería para bebés, reconociendo la importancia de apoyar a las madres trabajadoras. De unas 400 mujeres, aproximadamente, solo eran 4 las delegadas, entre ellas, la testigo.

El conocimiento de Teté sobre la situación de otras trabajadoras en cautiverio, también incluye otros destinos trágicos. Mencionó a Norma, que dio a luz en medio de la tortura y se desconoce el paradero de su hija. Otras compañeras, como Beatriz Pastori, Nelfa (esposa de Lito Prado) y Carpani, también desaparecidas, dejando un doloroso vacío en la fábrica y en la vida de sus seres queridos.

En el centro de detención en 1 y 60, la falta de atención médica era evidente. Incluso, Teté se sorprendió al descubrir la presencia del Dr. Siri en la cárcel de Olmos. Este detalle sorprendente llamó su atención, ya que el médico había sido el encargado de atender a los hijos de su compañero.

En 1978, Teté y sus seres queridos presentaron un habeas corpus en busca de justicia y libertad. Durante esos años, su hija había sido maltratada durante las visitas a la cárcel de Devoto. A pesar de los obstáculos y el miedo constante, la lucha por la libertad y la búsqueda de verdad y justicia nunca cesaron.

Los terribles golpes, previo al golpe

Teté recordó vívidamente el clima de persecución que precedió al golpe de estado, mencionando acciones llevadas a cabo por la Triple A, como el caso de Cafide y “El Pampa”. Estos horribles actos implicaron la mutilación de dedos y la colocación de bombas para “hacer estallar” los cuerpos de las víctimas. Además, se produjeron palizas brutales contra el delegado Castelli y otros que se atrevieron a enfrentarse a la opresión.

Liberación: el deseo de cruzar la calle

Finalmente, el 17 de octubre de 1981, Teté supo que recupería su ansiada libertad. Dos meses antes, en Devoto tuvo una inquietante entrevista con un militar del ejército en estado de embriaguez, en representación del Área 113. Finalmente, 3 días después, el 20 de octubre, fue trasladada a la Coordinación Federal, donde pudo reunirse con su madre, su hija y su cuñada. “Salimos corriendo y yo quería cruzar la calle, luego me dijeron que todos los presos al salir, quieren cruzar la calle”, recordó entre sonrisas.

El regreso de Teté a su hogar en Berisso no estuvo exento de desafíos. Aunque le resultó difícil encontrar trabajo, se abrió camino como modista, costurera y realizando diversos trabajos, incluso limpiando baños de boliches. Posteriormente, nació su hijo Martín.

Cuando pudo recobrar su vida y organizarse familiarmente, Teté se sumergió en la militancia política y social. Se unió al Partido Justicialista (PJ), donde desempeñó el cargo de secretaria del partido. Su compromiso y dedicación no pasaron desapercibidos, y eventualmente se convirtió en concejal del municipio de Berisso.

Sin embargo, su activismo no se limitó a la política. Teté también se involucró en causas sociales y culturales. Actualmente, ejerce como presidenta de la Asociación Civil Orquestar, una organización dedicada a sostener la Orquesta Escuela de Berisso. A través de esta iniciativa, se brinda a los jóvenes la oportunidad de desarrollar sus habilidades musicales y promover la cultura en la comunidad.

La historia de Teté es un testimonio de valentía y resiliencia. A pesar de los horrores que enfrentó durante la dictadura, logró sobreponerse y continuar su lucha por la justicia y la igualdad. Su compromiso con la memoria histórica y su dedicación a causas sociales y culturales son un ejemplo inspirador para todos aquellos que buscan un mundo mejor. Al finalizar la audiencia del Juicio 1 y 60 y comisaría Octava había un sabor agridulce, entre la bronca por lo sucedido y la cantidad de años que transcurrieron, y la emoción de abrazar a esta militante.

La audiencia completa del 6/7

Es melómano y amiguero. También es periodista, docente, trabajador cultural y militante. Nació y se crió en Necochea y ahora hace más de 15 años que corta por diagonales.

Su vicio lo lleva a la sección Cultura de Pulso, pero también se puede mover por Política, Interés General y Derechos Humanos. Hace trabajos radiales para la cooperativa y da una mano para la cuestión de recursos, suscripciones, cocinar para todxs o lo que pinte. Su moto y su ansiedad lo llevan a ser de lxs más puntuales del emprendimiento.

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