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jueves 28-03-2024

16 años sin Jorge Julio López

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El 18 de septiembre de 2006 se iba a condenar al represor Miguel Etchecolatz, Director General de Investigaciones de la Policía Bonaerense entre 1976 y 1979 a reclusión perpetua por el delito de Genocidio. Jorge Julio López, el principal testigo de la causa, nunca llegó al Salón Dorado de la Municipalidad de La Plata donde se desarrollaba el juicio: fue desaparecido en democracia

Jorge Julio López había sido secuestrado, detenido y torturado durante la última dictadura cívico militar. Era albañil, vivía desde muy joven en Los Hornos. Era militante de la Juventud Peronista y Montoneros en la década del ´70. Sobrevivió a las torturas en los Centros Clandestinos de Detención del “Pozo de Arana”, Comisarías 5° y 8° de La Plata y luego estuvo detenido en la Unidad 9, hasta que fue liberado en junio de 1979. 

Durante el juicio contra Etchecolatz, Jorge Julio López supo ubicar, con firmeza y determinación, al genocida como el principal responsable del fusilamiento de sus compañeros de militancia en Los Hornos, Ambrosio De Marco y Patricia Dell Oro, en el Pozo de Arana.

López había declarado en 1999 en el Juicio por la Verdad. Y luego, en 2001 y hasta 2006, participó de inspecciones oculares, marcando los lugares de detención y torturas en Arana y la Comisaría 5ta. El 28 de junio de 2006, declaró en el juicio contra Etchecolatz y dijo lo que vio: como el genocida había fusilado a sus compañeros.

El 14 de septiembre estuvo en la inspección ocular en la comisaría 5ta. El 18 de septiembre de 2006, cuatro días después, fue la última vez que alguien vio a Jorge Julio López con vida. Fue secuestrado y desaparecido por segunda vez de su casa en 140 y 69 de Los Hornos.

Ese día tenía que ir a escuchar los alegatos del juicio. Nunca llegó. Al día siguiente, el tribunal dio una sentencia histórica: Etchecolatz fue condenado a reclusión perpetua en el marco de la figura de Genocidio

Mirá la línea de tiempo acá:

Garachico sabe qué pasó con López

Este año terminó el Juicio Garachico, un juicio que recuperó aquel testimonio histórico que López había dado en 2006: cuando estuvo detenido en Arana vio a Norberto Rodas, Alejandro Sánchez, Efraín Guillermo Cano, Francisco López Muntaner, Ambrosio De Marco, Patricia Dell Orto y pudo relatar cómo fusilaron a Ambrosio y a Patricia.

Cobertura colectiva junto a La Retaguardia

Durante la cuarta audiencia, en octubre del año pasado, declaró Jorge Pastor Asuaje, compañero de militancia de López, de Ambrosio De Marco, de Alejandro Sánchez, de Patricia Dell Orto y de Norberto Rodas y dijo: “El policía Julio César Garachico es, tal vez, el único que sabe qué pasó con López”

“Alquilamos un local en Los Hornos e inauguramos la unidad básica en junio de 1973 convocando a ir a Ezeiza (a recibir a Juan Perón) sin imaginar la masacre que nos esperaría“, dijo Asuaje en su declaración. Ahí fue donde se acercó López, “un hombre parco, que no era de hablar mucho pero venía a las reuniones y su adhesión al peronismo venía por haber vivido el primer peronismo”, dijo.

“Aunque pueda parecer extraño yo a Etchecolatz, que es un monstruo, le tengo más lástima que odio, es muy triste como ha desperdiciado su vida de esa forma, lo que no lo exime de nada de los crímenes que cometió; pero creo que en el caso de Garachico debe saber algo de lo que pasó con López en esta segunda desaparición, es tal vez el único que sabe lo que pasó con López”, agregó.

El juicio terminó el 11 de mayo de este año. Etchecolatz sumó su novena condena a prisión perpetua y, poco tiempo después, el 2 de julio, falleció en la cárcel. Julio César Garachico también fue condenado a prisión perpetua pero, a pesar de los pedidos de las querellas, el Tribunal ratificó que el ex policía continúe en prisión domiciliaria.

Producción: Estefanía Velo, Paola Álvarez, Camila Gallo

Desde hace 16 años su familia, amigos y organismos de derechos humanos exigen la aparición con vida de Jorge Julio López. Mientras tanto, cientos de personas se movilizan hoy. Todos los 18 de septiembre levantan la misma consigna: ¡Aparición con vida ya! Juicio y castigo a los responsables de su desaparición.

Traficante de stikers. Julia no se acuerda cuando decidió convertirse en periodista, pero a los 11 años escribió un cuento: un fideo de barrio armaba una revolución en la alacena para no morir en la olla. Ella cree que ahí empezó todo, y puede que tenga razón. Nació en Bahía Blanca, una ciudad donde hay demasiado viento, Fuerzas Armadas y un diario impune.
En 2012 recibió un llamado: al día siguiente se fue a Paraguay a cubrir el golpe de Estado a Fernando Lugo. Volvió dos meses después, hincha de Cerro Porteño y hablando en guaraní. Trabajó en varios medios de La Plata y Buenos Aires cubriendo géneros, justicia y derechos humanos. Es docente de Herramientas digitales en ETER y dio clases en la UNLP y en la UNLZ.
Tiene una app para todo, es fundamentalista del excel e intenta entender de qué va el periodismo en esta era transmedia.

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